Tres tribunas frente al Baluarte

Tres tribunas frente al Baluarte

De inmediato decimos que “las tres tribunas” no fueron instaladas para que funcionaran un mismo día. ¡No, eso no! y en seguida aclaramos: La primera tribuna llenó su cometido el 14 de junio de 1963, siendo presidente el demócrata y honesto Don Juan.

El motivo consistió en responderles a los hipócritas sepulcros blanqueados, que detrás de una llamadas “manifestaciones de reafirmación cristiana”, andaban peligrosa y mañosamente, conjugando los verbos tenebrosos de la “gramática parda” de un funesto golpe de Estado. ¡Qué ocurrió y representó la muerte de más de cinco mil dominicanos!

La tarde de la primera manifestación de repudio a los seudo-cristianos, el acrisolado patriota Manolo Tavárez les advirtió a los potenciales golpistas que: “El Catorce de Junio sabía dónde se levantaban las escarpadas montañas de Quisqueya”. En el mes de septiembre, el día 25, escenificaron el “madrugonazo” protervo y artero. Y en el mes de diciembre las palabras de Manolo tuvieron real y efectivo cumplimiento. Y… la patria vistió de luto.

Y en el caso personal de Manolo, la crueldad se creció contra él y la sevicia tuvo caracteres de selvática ferocidad. Se dijo que al patriota de Monte Cristy “lo fusilaron dos veces”. Primero a plomazos limpios y después a secos bayonetazos.

La segunda tribuna funcionó el 14 de junio de 1965, estando en pie la lucha heroica que se había iniciado el sábado 24 de abril de ese año… La tribuna frente al Baluarte tenía como testigos las metálicas letras, que en el “frontis” del viejo monumento rezan: “Dulce Et Decorum Est Pro Patria Moris”.

Entre los que a la tribuna subieron ese día estuvieron el Coronel Caamaño, quien por sus actuaciones se convirtió en gigante de nuestra historia. Y también subió un anciano con heroicas credenciales. Él en 1916, cuando la primera invasión de los “smuglers del Potomac”, fue al muelle de San Pedro de Macorís a realizar “una hombrada”. Era el día que iban a desembarcar los bárbaros del Norte. Sacó un revólver y le metió tiros al que le pareció que era el jefe. El patriota tenía por nombre Gregorio Urbano Gilbert, quien salió vivo de la tremenda odisea. Y cuando en las lomas de Las Segovias de Nicaragua se batía el cobre contra el enemigo común. Y el patriota Augusto Calderón Sandino se cubría de gloria y asombrada a América. Gilbert se fue a Las Segovias a ponerse a las órdenes del patriota de Nicaragua. El uruguayo Gregorio Seltzer les tributó merecido homenaje a Sandino y sus hombres en el libro “El Pequeño Ejército Loco. Sandino General de Hombres Libres”. Y la tercera tribuna la levantaron Claudio Caamaño y Fidelio Despradel. Gracias a los dos doy. Porque a esa tribuna me subieron ellos: a desagraviar a Francisco Alberto cuando fue agraviado por unos uniformados que por el malecón desfilaron gritando “A Caamaño en Caracoles le rompimos los cojones”. En esa tercera tribuna estuvimos como voz del desagravio de un titán de la historia.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas