Uno de los primeros juramentos de funcionarios públicos designados o electos, debe ser disponerse a declarar en tribunales y cortes. Jueces, fiscales y ciudadanos agraviados aparecen en la época de transición de la Barbarie a la Civilización de la humanidad. “Ser civilizado” implica asistir voluntariamente a las cortes como acusador, acusado o funcionario de la justicia.

En la historia, tribunales y jueces, consolidan el surgimiento del Estado. Se registran en la Grecia milenaria, pero es hasta el año 594 antes de nuestra Era, que surgen como resultado de las reformas del legislador ateniense Solón, considerado uno de los siete Sabios de Grecia. Es decir, el mundo occidental tiene miles de años con ciudadanos entrando y saliendo de los tribunales, sea como imputados, querellantes, fiscalizadores o magistrados de la judicatura.

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Un tribunal es el espacio físico donde se da conclusión a un conflicto entre partes. El pasado presidente del plan estratégico de Santiago, Carlos Alfredo Fondeur, subrayaba: “los dominicanos no están acostumbrados a ir al tribunal, siendo este el espacio natural para dirimir conflictos, uno de los verdaderos santuarios de la democracia”.

En la Atenas clásica, los juicios tenían mucho de espectáculo público, como hoy sucede con procesos populares que captan la atención de redes sociales, televidentes, la radio y medios escritos.

El comediante griego Aristófanes produjo “Las avispas”, drama hilarante del año 422 a.C., en la que presenta una Atenas como albergue de litigios. “Una ciudad infestada de acusadores, jurados y escritores profesionales de discursos”. Subrayaba que el espectáculo de lo públicamente juzgado, debía ser interés de la cultura y el teatro, porque muchas veces la realidad superaba toda ficción.

En 1844, República Dominicana, 2,438 años después de las reformas impulsadas por Solón, aprueba la primera Constitución que establece el Poder Judicial. Desde ese momento, hasta nuestros días, este sistema transitó por cientos de reformas. Miles de asesinatos, dolo público y corrupción, permanecen sin resolver.

No se trata sólo de hacer juicios de valor sobre el contenido de los casos penales de corrupción, debemos indicar que apenas son la punta del iceberg. Crímenes sanguinarios y descarados robos públicos de lesa humanidad, duermen en archivos públicos y privados.

En el período histórico del Salvajismo, predominó la apropiación violenta de los productos de la naturaleza. En la fase histórica de la Barbarie, se creó riqueza con la ganadería, la agricultura y la guerra, entre tribus. En cambio, el período de la Civilización es la etapa de la propiedad privada de los medios de producción armonizados en equidad y justicia, para robustecer la gobernabilidad y la democracia.