La indisciplina, el desorden, el abuso de género, la descomposición social y la inseguridad ciudadana, son una epidemia en este país. Ningún gobierno que se hace llamar democrático, pero enfáticamente populista, corrupto y administrativamente ineficaz, puede enfrentar esos males.
Simplemente aquí la democracia no funciona. La pregunta que surge de inmediato es ¿entonces qué funcionaria?
¿Un gobierno socialista tipo China o Vietnam, pero con una economía de mercado? Es imposible porque la izquierda en este país es historia. ¿Podría funcionar una democracia autoritaria tipo Nicaragua o Venezuela? que Dios no lo permita.
Todo indica que el sistema político actual es la única alternativa, por lo que estamos definitivamente jodidos.
Hay 10 acciones que se necesitan para que las cosas cambien en República Dominicana y eso ningún populismo democrático lo haría: Estas son:
1. Meter preso a algunos altos funcionarios corruptos y ejecutivos y dueños de empresas que evaden el fisco y hacen todo tipo de triquiñuelas para enriquecerse ilícitamente.
2. Despolitizar la justicia dándole al congreso y a la sociedad civil más potestad para elegir los jueces de las altas cortes.
3. Prohibir la reelección, que es peor cáncer que padece este país, extendiendo el periodo de gobierno a 5 años.
4. Sanear la administración pública eliminando los miles de cobra cheques que no trabajan, cerrando más de una docena de instituciones que hace años debieron desaparecer y eliminando la discrecionalidad en el derroche de gasto de los funcionarios públicos.
5. Someter al sistema educativo a un profundo proceso de reforma desmantelando la burocracia actual.
6. Aprobar un nuevo Código Laboral, eliminando la doble contribución a la seguridad social y poner orden en el caótico e ineficaz sector de la salud.
7. Aprobar una reforma fiscal integral, poniéndole tope al déficit y al endeudamiento, para quitarle al gobierno esa insaciable sed derrochadora.
8. Privatizar todas las empresas estatales o vender parte de sus acciones para bajar la deuda pública, incluyendo el sector eléctrico y en especial Punta Catalina.
9. Aprobar una nueva Ley de Capitalización, pasando la deuda del Banco Central al Ministerio de Hacienda que sería el único con capacidad para emitir bonos o certificados de inversión.
10. Reformar todo el sistema de seguridad publica para acabar con la corrupción, el abuso y el soborno que impera en las instituciones del orden público.
¿Podría un partido político ganar unas elecciones con este programa de gobierno? No alcanzaría ni el 10% de los votos.
Mientras tanto seguimos navegando a la deriva, creciendo por encima del 6%, endeudados hasta la tambora, disfrutando de las dádivas gubernamentales, medio país robándose la luz, abusando de la impunidad, evadiendo impuestos sin penalizar a nadie importante, dándole rienda suelta a la corrupción y aumentando las nóminas públicas para mantener a la gente callada.
El populismo es la mejor arma para enterrar a un pueblo, que, por desgracia, ha perdido su fe y su capacidad de lucha para que las cosas mejoren. Rindámosle tributo al populismo democrático.