Desde el día en que escribo estas lineas, Jueves Santo se inicia el triduo pascual que constituyen los tres días más importantes de la liturgia cristiana, que marcan el fin de la Cuaresma, en los cuales se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

Podemos afirmar que el Triduo Pascual es el momento más importante de la Semana Santa ya que es un tiempo destinado para celebrar los tres días más oscuros y gloriosos del Jesús a través de los cuales materializa en su muerte y en su resurrección el paso de la muerte a la vida, no solo de El sino a los que en El creen, y siguen su Palabra y Ejemplo.

En estos momentos cuando la humanidad entera sufre la embestida cruel de la pandemia del coronavirus, la celebración de la pascua cobra un mayor significado.
La razón, la muerte nos rodea, a muchas familias tristemente les ha tocado despedir a uno o mas de sus miembros y nosotros mismos no estamos exentos de contraerla.

Entonces, qué debemos reflexionar ante esta realidad. La respuesta: Mucho.
Lo más importante, saber y creer pero sobretodo vivir en el ámbito de la trascendencia: Jesús es la respuesta.

Cultivar nuestra relación con Él.
Aquel que ha vencido la muerte.

Vivir con Él la resurrección de nuestra alma. Resurrección que solo nos la da Él quien venció con su gran amor y muerte en cruz por la salvación de nuestras almas.

El contexto como la mayoría de nosotros estamos llamados a vivirla, es desde nuestras casas como nuestras autoridades civiles, sanitarias y eclesiales nos lo han pedido, para proteger nuestras vidas y las de nuestras familias.

Gracias a la generosidad de nuestros sacerdotes, ellos no dejan de celebrar las eucaristías y otras celebraciones litúrgicas por el pueblo De Dios que gracias a la tecnología pueden llegar a nuestros hogares.

Hoy podemos afirmar, que ha llegado el momento de los adoradores en Espíritu y Verdad. El hecho que hayan cerrado temporalmente los templos para la feligresía no quiere decir que haya cerrado la iglesia.

La iglesia es el pueblo De Dios, y la familia la iglesia doméstica.

Sintonicemos en familia el culto divino de estos sagrados misterios.
Invitemos a nuestra Madre María con el rezo del Rosario a disponer nuestras almas a recibirle en nuestros corazones y pedirle como madre solicita que interceda a su hijo por nuestras vidas físicas, pero sobretodo, por nuestras almas.

Volvamos al tema a tratar. El triduo.

La expresión Triduo Pascual es relativamente reciente y se ha usado desde el año 1930 hasta la actualidad. No obstante, en el siglo IV tanto San Ambrosio como San Agustín ya hablaban de Triduum Sacrum, para referirse a los tres días en los que transcurren el sufrimiento y la gloria de Jesucristo.

Jueves Santo
El Jueves Santo es el primer día de del Triduo Pascual, en este se celebra la Misa vespertina de la Cena del Señor en la cual se recuerda la Última cena y se expresa el amor incondicional de Dios.

Se le llama el día de la Eucaristía y también del sacerdote porque con la ultima cena de Jesús Él instituyo el orden sacerdotal.

Aquí me detengo. Oremos y apoyemos a nuestros sacerdotes. Agradezcamos a Dios por ellos.

Es una misa en la cual se conmemora la institución de la Eucarística y se realiza el Lavatorio de los pies, así como lo hizo Jesús a sus apóstoles.

Viernes Santo
El Viernes Santo es un día de ayuno y abstinencia en el que se recuerda la pasión y muerte de Jesús crucificado. Se recuerda la Pasión del Señor y es el único día del año que no se realizan misas.

El culto de este día es la adoración de la Santa Cruz y el sermón de las 7 palabras

Sábado Santo
El Sábado Santo no se realiza ninguna misa porque se sigue recordando la muerte de Jesús. Luego, en la noche de ese día o en la madrugada del domingo se realiza la Vigilia Pascual para conmemorar la alegría de la resurrección de Jesús o Domingo de Resurrección y se enciende el Cirio Pascual.

A continuación, el Domingo de Resurrección es el día especial de más importancia porque celebramos la victoria de Jesús sobre la muerte y de nuestra salvación.

Ánimo y a celebrar con intensidad esta semana Santa con la confianza de que no estamos solos porque Jesús está con nosotros el único qué nos da sentido pleno a nuestra existencia.