Trilogía del  Caribe

Trilogía del  Caribe

En el marco de Art Basel Miami Beach/2010, la Haitian Cultural Arts Alliance, complejo cultural y educativo conocido igualmente como Little Haiti Cultural Center (LHCC) de Miami, ha presentado  la impactante exposición titulada “Caribbean Trilogy: The Global Caribbean ll”, basada en un formidable extracto de la producción reciente  de tres preeminentes  artistas visuales del Caribe: José Bedia (Cuba), José García Cordero (República Dominicana) y Edouard Duval-Carrié (Haití).

Organizada con esmero y óptimos resultados por el propio Duval-Carrié, en estrecha colaboración con el galerista dominicano Lyle O. Reitzel, esta muestra continúa en exhibición en la galería de arte del LHCC (225 NE 59th St., Miami) hasta el 31 de enero de 2011.

Los de José García Cordero (1951), Edouard Duval-Carrié (1954) y José Bedia (1959) son tres universos visuales capaces de admitir una lectura “espectrológica” de la polisíntesis en el Caribe contemporáneo. Se trata de tres propuestas estéticas autosignificativas e ideológicamente vinculadas entre si, no sólo a través de unos contenidos objetivos en los que subyacen fuentes imagéticas tradicionales o de unas resoluciones conceptuales que proclaman su vital transmutación de las poéticas más radicales de la modernidad artística occidental, sin olvidar el “surrealismo antillano” y el posexpresionismo reflexivo que, en primera instancia,  marcan especialmente cada una de sus polifásicas producciones simbólicas.

Las producciones recientes de Duval-Carrie, García Cordero y Bedia nos permiten confrontar tres prácticas creadoras eminentemente éticas y reflexivas. Sus respectivos  repertorios metafóricos estallan y dialogan como espejo de una única sensibilidad y de un mismo discurso comprometidamente identitario. Rebeldes, lúcidos, místicos, taumaturgos del sueño y la vigilia… Un temperamento lúdico-especulativo distingue y vincula de manera cristalina y enigmática a estos tres creadores y los lleva  a materializar sus imágenes partiendo desde sus particulares transmutaciones y revaloraciones del signo ancestral, así como desde sus íntimas visiones de los rituales del caos posmoderno, el sentido de la tierra, la fuga-migración y retorno-, la magia, la memoria, el absurdo sociopolítico y las maravillas cotidianas de la realidad insular.

JOSÉ GARCÍA-CORDERO. En su producción pictórica de la última década, José García-Cordero aborda una extraordinaria diversidad de temas relacionados con la cultura, el ecocidio y las contradicciones sociopolíticas en el Caribe contemporáneo. En estas pinturas “aparecen” imágenes subversivas; “autorretratos”, bestias y seres aterradores; transfiguraciones y sombras siniestras, provocando o más bien “reclamando” la mirada atenta y la conciencia despierta del espectador. 

En obras de una fuerza atractiva estremecedora como las tituladas “Erosión” (1998), “Litigio-perro bipolar o el retorno de la bestia”(2007), “La envidia”(2007), “Crucifixión I”(2007), “Bajo Bosque verde”(2009); “Ojitos”(2008); “El sueño de García Márquez II”(2009); “Paisaje con perros”(2004-2008); “Bajo Bosque seco-Desiderio-”(2009); “Marina Clara”(2008); “Palma Sola”;  “El tronco de Montecristi” y “Paisaje de Auvernia”(2009), estas últimas de la serie “Landscapes Post-publicitarios”, García-Cordero aborda una extraordinaria diversidad de temas relacionados sensiblemente con la complejidad sociocultural y política en Latinoamérica y el Caribe.

García Cordero procede ironizando de manera brillante en torno a la psicohistoria de una sociedad frenéticamente abismada en el consumismo,  el hedonismo, la violencia, el absurdo, la doble moral, el miedo, la depredación del medioambiente y la corrupción. En estas y otras reacciones simbólicas  de recursos metafóricos desquiciantes se instalan “paisajes” y espejismos movedizos;  territorios y árboles calcinados; bosques nocturnos, ardiendo bajo rojas llamaradas; espacios “destructivos” de la razón que operan como memoria dolorosa, “naturalezas vivas” o terribles encarnaciones de nuestras otredades sicosociales y devastaciones ontológicas.

JOSÉ BEDIA. En los últimos diez años, la obra de Bedia exhibe una apertura  temática en la que confluyen las huellas de la comunidad cósmica, las mitologías y ritos cotidianos, así como  el “aire” político y biotecnológico global que le ha tocado respirar. En una serie de trabajos pictóricos representativos de esta etapa y perteneciente a su muestra “Makishi Nkishi” (2009) tales como “Loango Nkishi” (2007);  “Mwendumba” (2008), “Chibinda Mutata” (2008), “Ngulu Makishi” (2008), “Kifwebe” (2008), “Samasengo” (2008) y “Sintiéndose Fuerte” (2008), Bedia no sólo se adentra en las fuentes primordiales y vivas de la espiritualidad negroafricana, sino que profundiza sobre la misma resistencia de las raíces mágico-mitológicas que arden en la consciencia caribeña contemporánea.

EDOAURD DUVAL-CARRIE.  A raíz de su muestra “Life in North Caribbean” (2009), presentada por la galería Lyle O. Reitzel en Santo Domingo, confrontamos los alto niveles de efectividad y polivalencia simbólica que distinguen la obra reciente de Edouard Duval-Carrié. Trabajos como  “Anguished Man”, “Blue Spirit”, “Coral Head Mutant”, “Dead Radiant Islanders”, “Claro de luna II”,  “Bestias del pantano”, “Salve” y Radiant Islanders” ( 2007), resisten como precarios territorios del asombro. Cartografías de azul ultramarino. Policromía vegetal, magnética  y progresiva. Otras obras axiales de la misma serie: “Triptych makandal”,  “Ile Flotante”, “Lava-Dandy”, “Mutilated Mutant”, “Tantric Siren”, “Reflecting Toussaint yellow”, Vigilante City”,  “Yellow Tainted Lady” y “Yellow Tainted Man”(2008), operan como imágenes de una alquimia ardiente y arriesgada. Grisallas de las sombra.  Paisajes y bocetos como promesas siderales. Son obras que resultan de un proceso creador bastante intenso y emotivo

En estos trabajos, Duval-Carrié demuestra maestría en la ejecución y llega hasta los límites del preciosismo. Utiliza distintas técnicas, materiales y recursos expresivos: óleo, acrílico, tela, resinas sintéticas, madera y una sorprendente diversidad de elementos extra pictóricos. El marco deviene en elemento enriquecedor, resaltando un procedimiento fundamental en la tradición artística popular haitiana. Los motivos decorativos son “clave” a la hora de advertir la riqueza o potencial imagético de la superficie.

Edouard Duval-Carrié, José Bedia y José García Cordero, constituyen una trilogía ciertamente sorprendente y tres expresiones distintas y complementarias de la rigurosidad formal, de la asombrosa síntesis de signos, símbolos, formas, poéticas y prácticas estéticas diferentes que proclaman la renovación y ascendencia del arte latinoamericano contemporáneo. Y, precisamente, esa es una de las razones  por las cuales, en las últimas décadas, sus obras forman parte de importantes colecciones públicas y privadas en el Caribe, Latinoamérica, Europa y los  EE. UU.

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