Trincheras

Trincheras

Claudio Acosta

No estamos en guerra, pero tanto de este como de aquel lado de la frontera se han construido trincheras que permiten disparar a cubierto en caso de producirse un enfrentamiento armado, otra muestra palpable de los niveles de tensión que imperan en la zona, sobre todo en Dajabón, por donde siguen saliendo a diario cientos de haitianos que regresan a su tierra temerosos de las consecuencias de un eventual conflicto entre ambos países.

“Sí, esos sacos los tenemos aquí para si ellos nos vienen a atacar a nosotros. Si ellos nos tiran gases nosotros también le vamos a tirar, para eso estamos preparados”. Los haitianos, como se sabe, no tienen ejército, pero las declaraciones a un medio local de un agente de la Brigada de Vigilancia de Áreas Protegidas de Haití indican que están dispuestos a echar un pleito que no podrían ganar nunca, pero también que piensan que podemos atacarlos en cualquier momento. Y eso habla de manera elocuente de lo que en estos momentos representa para los haitianos la construcción del canal en el Masacre, por el que dicen estar dispuestos a morir.

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Pero de este lado, que nos consideramos los agraviados por su construcción unilateral y en abierta violación de un tratado binacional, no podemos permitirnos llegar tan lejos, pues estaríamos convirtiendo en mártires a los haitianos que resulten víctimas de un pleito tan desigual que la comunidad internacional no lo pensaría para acusar al país de cometer genocidio contra “el hambriento pueblo haitiano”.

Por eso es tan urgente un diálogo entre las partes, y que aparezca un mediador que lo arbitre. Pero más urgente todavía es bajar las tensiones en la frontera, que parece zona de guerra luego del reforzamiento de la presencia militar del lado dominicano, lo que ha creado el ambiente perfecto para que un provocador deseoso de teñir de sangre el conflicto encienda la chispa de una confrontación que, insisto, no nos conviene ganar, sobre todo después de que terminen de contar los muertos.

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