Nunca una fuerza alternativa, de reciente formación, había alcanzado casi 70,000 votantes en su primera participación electoral. El gran 14 de junio de Manolo reunió grandes multitudes en la plaza pública, pero nunca tuvo que ponerse a prueba en unas elecciones. Y el PLD del profesor Bosch, con cuatro años de trabajo, alcanzó en 1978 la cifra de 18,000 votantes en su primera prueba.
Setenta mil dominicanos y dominicanas, desafiando el bi-partidismo de dos inmensas maquinarias electorales y erigiéndose por encima de la desesperanza que se le ha impuesto al pueblo dominicano, votaron por Alianza-País y por su novel candidato.
Esos dominicanos y dominicanas constituyen una plataforma para construir la fuerza alternativa, que en base a la convergencia de fuerzas ciudadanas, sociales y políticas, podrá arrancarle el poder a las cúpulas políticas y sociales que a lo largo de 47 años han sembrado desigualdad, desesperanza, entrega, corrupción e impunidad en forma cada vez mayor.
La única vez que el PLD, liderado por Juan Bosch, ganó limpiamente las elecciones, sin pacto patriótico ni entrega de sus banderas morales y políticas, fue en las elecciones de 1990, y en esa oportunidad el PLD no era un partido de los llamados de masas sino una eficiente maquinaria política constituida por alrededor de 16,000 militantes y activistas organizados.
Sin una maquinaria similar, guardando la distancia, no es posible convertir esta incipiente fuerza política que es Alianza-País, victoriosa en su primera prueba de fuerza, en el dínamo que necesita la Nación para forjar la gran convergencia de fuerzas ciudadanas, sociales y políticas, que en base a fuerza de pueblo, sea capaz de quebrar el poder de los actuales detentadores.
Tal es la dimensión de las tareas que tenemos por delante. Existe ya una candidatura que no tiene tasa de rechazo y sí unas simpatías y respeto creciente y probado, pero ello no es más que un pequeño, aunque firme punto de apoyo. Construir una fuerza con un núcleo central de miles de trinitarios de los nuevos tiempos, en medio de un combate político cada vez más firme, es el inmenso desafío que tenemos por delante.
Recuérdese que para Alianza-País, sólo uniendo lo mejor del pueblo dominicano alrededor de la construcción de la República Duartiana, traicionada luego de las jornadas independentistas, se podrá cambiar el rumbo fatal que le han impuesto a la Nación, y que para ello ha colocado en el centro de su ideario político convocar una Asamblea Constituyente, electa por voto popular, para elaborar una nueva Constitución que sirva de marco general para refundar esta República Duartiana, que por definición ha de ser justa, solidaria, participativa, independiente y soberana.