Hoy 
POR DONALD ROWLAND
Los últimos diez años en la historia de nuestro país han marcado un notable descenso en los niveles de credibilidad del público en los partidos políticos en sentido general y en la imagen de las figuras políticas en sentido particular, dejando tanto a estos como a sus organizaciones en una posición poco digna para cumplir su misión de servir a la sociedad a la cual se deben.
Este descenso en los niveles de confianza en los dirigentes de la actualidad política viene a contrapelo de los tiempos en que predominaron nombres de tan fuerte liderazgo y arraigada envergadura popular como los de Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez, detentadores de un incuestionable liderazgo en su época, quienes contaron siempre con una alta cuota de credibilidad en la opinión pública nacional.
Este descenso en la valoración del público respecto a sus dirigentes políticos, sin embargo, parece ser parte de una tendencia que trasciende los límites de nuestras fronteras locales, a la luz de la encuesta global llevada a cabo por la organización World Economic Forum (Foro Económico Mundial), cuyos resultados indican que los líderes empresariales cuentan con una mejor imagen a escala mundial que su contraparte política.
En el estudio denominado Encuestando La Voz del Pueblo, un 58% de los encuestados estuvo de acuerdo en que sus políticos responden a presiones de personas más poderosas que ellos, mientras que el 56% opinó que estos cuentan con demasiado poder y responsabilidad.
La encuesta, llevada a cabo por la firma Gallup International, entrevistó a más de 50,000 personas en 60 países alrededor del mundo obteniendo entre otros resultados el dato indicador de que la gente cree que sus líderes políticos, más que sus líderes empresariales, son supersensitivos a la opinión pública, detentan mucho poder, se comportan de manera no ética, son deshonestos, incompetentes y se pliegan a las presiones de los poderosos.
A los encuestados se les preguntó también su opinión acerca de la actual y futura seguridad y prosperidad económica del mundo, a lo cual el 55% de los Europeos del Oeste contestaron que las futuras generaciones vivirán en un mundo menos seguro, cifra menor que el 64% del año anterior.
Por otro lado, el 27% de Europa Central y del Este opinó lo mismo, cantidad más baja que el 30% del año 2003. Siendo Alemania la nación más pesimista de las dos regiones, con el 63% prediciendo un mundo menos seguro en el futuro.
En cuanto al género, las mujeres a escala global en un 46% resultaron ser un poco más pesimistas que los hombres al pensar que el mundo será menos seguro, mientras que solo el 43% de los hombres piensan lo mismo.
Por otro lado, Europa del Este y Central aparecen como una de las regiones más optimistas con 49% de la gente esperando mayor prosperidad con solo un 16% creyendo en una declinación de la economía.
Las conclusiones del estudio señalan que los dos temas básicos, el de prosperidad y seguridad, son los que apuntalan las necesidades fundamentales de la gente. En ambos casos una mayoría en todo el mundo piensa que la tendencia para los próximos diez años y para las próximas generaciones se orientará en una dirección más negativa que positiva. Una mayoría de la población mundial se siente seriamente preocupada por la prosperidad futura y más aun por su seguridad futura y esto aplica tanto a nivel personal, como nacional e internacional.
Esta preocupación tiene como una de sus raíces, la falta de confianza en los grandes negocios y en las instituciones gubernamentales. Y a lo que más aspira la gente en este mundo es a tener salud, una familia feliz y un trabajo seguro para consolidar estas necesidades.
No obstante, los auspiciadores del estudio entienden que hay un largo trecho por cubrir para que los políticos y las grandes empresas puedan ganarse la confianza de la gente en el mundo y lograr que éstos crean que sus acciones están consagradas a resolver estos problemas.
