Trípode
“Mega Diva” en el cine dominicano

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Motivados por la intensa y amplia campaña de publicidad que soporta su exhibición, nos acercamos a una de las salas de Caribbean Cinemas, en la torre Acrópolis, para ver a “Mega Diva” la más reciente producción cinematográfica de factura dominicana.

Ese nuevo esfuerzo del talento criollo encaminado a promover y desarrollar una industria catalogada por los expertos como esencial para el posicionamiento del país en el contexto del mercado internacional de la cinematografía, es a todas luces loable y merecedor del apoyo de todos los sectores de la sociedad.

El esfuerzo es válido, independientemente de que el guión y las actuaciones de referencia serían mejor apreciadas si fuesen ubicados en el contexto de una telenovela, como etapa previa a su arribo a la pantalla grande, en razón de que el fluir de su narrativa rememora continuamente los episodios cotidianos de la televisión. Lo propio ha sucedido con casi todas las producciones dominicanas anteriores motivado en el hecho real de que el talento disponible con la preparación actoral básica, en sentido general se ha formado laborando en los distintos canales y programas de la televisión local.

Este tránsito de la televisión al cine sin pasar por la experiencia de por lo menos una actuación en el mundo de las telenovelas, crea un paralelismo con lo que acontece cuando algún dominicano sale de su hábitat campesino y se sitúa en una de las grandes ciudades de Norteamérica, Nueva York principalmente, sin haber pasado siquiera por una de las grandes avenidas de Santo Domingo. La energía puesta por amplios sectores de la vida nacional, en apoyo a la gestión que se viene realizando para sacar al cine dominicano de su etapa primaria de gestación, tiene el valor de que ha encontrado sustento, tanto en el ámbito oficial como en el  privado, este último primordialmente en el aspecto financiero.

Han sido muchos los millones de pesos y de dólares aportados por el grupo Corripio y por Mercasid, (mencionando únicamente a los líderes en este tipo de aporte), que se han invertido en el patrocinio y en los auspicios de proyectos encaminados al logro de una verdadera industria de cine en el país. Por otro lado, también se ha contado con los aportes del sector público en la creación de la DINAC (Dirección Nacional de Cine) mediante la cual se ha dado impulso a las gestiones para la aprobación por el Congreso Nacional de la Ley de Cine, trámites que han recibido especial apoyo del CEI-RD y su director Eddy Martínez.

El camino está pavimentado para que a mediano plazo exista en nuestro país una verdadera y competitiva cultura cinematográfica.

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