Hoy 
POR DONALD ROWLAND
La noticia de la venta de las acciones de la multinacional Verizon Dominicana a la firma mexicana América Móvil, propiedad del magnate latinoamericano Carlos Slim y divulgada en el transcurso de la semana que recién finaliza, se ha constituido, sin lugar a dudas, en el acontecimiento más relevante producido en el mundo de los negocios en la Republica Dominicana, a tal punto que muchos lo califican ya como el negocio del siglo, tanto por el monto de dinero involucrado en el mismo, como por el impacto social y económico que habrá de producir en el futuro inmediato.
La noticia, conocida como rumor hace algún tiempo en un reducido circulo de ejecutivos en el ámbito del alto empresariado de la nación, no ha dejado de sorprender a la mayoría de la población que se cuestiona acerca de cuáles pudieron haber sido las motivaciones reales para que Verizon tomara la decisión de renunciar a las bondades y a los beneficios que por tantos años supo gestionar en el mercado dominicano de las telecomunicaciones.
La historia de esta compañía, aunque no siempre con el mismo nombre, ha estado ligada emocionalmente como marca y por su antigüedad en el servicio, al sentimiento colectivo de la población, llegando a consolidar un vínculo de afecto que se ha transferido de generación en generación a través de los aproximadamente setenta y cinco años durante los cuales ha operado en nuestro país.
En opinión de los expertos en la materia, son múltiples y variadas las razones que pueden llevar al o los propietarios de una compañía tan sólida como Verizon a tomar la determinación de vender. En una etapa diferente pudiera ser la situación de un emprendedor que decide vender su negocio en el punto más alto de su desarrollo y dedicarse a otros retos. Otro motivo se orienta en el sentido de aceptar la negociación siempre que aparezca un comprador con una oferta de las que no se pueden rechazar.
Este último motivo parece haber sido el detonante que definió esta operación, ya que aun para una multinacional tan poderosa como Verizon, el monto de US$2,062,000,000 (dos mil sesenta y dos millones de dólares), es una suma apreciable y difícil de rehusar.
Por otro lado, el adquiriente se apropia de un apetecible negocio, líder de un mercado en el que cuenta con mas de 752 mil suscriptores de telefonía fija y 1.8 millones de suscriptores celulares con un gran potencial de crecimiento, mediante las debidas y oportunas inversiones que lleve a cabo.
Solo el mercado de celulares ha experimentado un enorme crecimiento en los últimos diez años, pasando de 82,547 líneas inalámbricas en el año 1996, a contar con más de tres millones seiscientas mil (3,623.289) el pasado año, con una tasa de crecimiento promedio que supera el 44.3 por ciento durante el período y una teledensidad de apenas un 28.8% en este sector.
Se sabe que los demás competidores principales en este mercado son Tricom, Orange y Centennial, los cuales han venido batallando en los últimos tiempos, en busca de lograr una ampliación de sus respectivos mercados a través de una participación más significativa en el apetecible segmento de las comunicaciones inalámbricas.
A simple vista y tomando en cuenta la magnitud de la operación, sus repercusiones y el prestigio de los dos grupos económicos envueltos en la misma, es este un evento que habría de beneficiar al país en su imagen, tanto a escala local como internacional y también en las ventajas económicas que al propio tiempo se derivarán de su consecución, una vez reciba la debida sanción de los estamentos gubernamentales establecidos para estos fines.
