Trípode
“Transfuguismo” y publicidad política

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Todo aquel que ha seguido de cerca la política dominicana de los últimos tiempos debe convenir en que esta práctica tiene en la actualidad sus particularidades y características. Estas son totalmente diferentes a la forma en que se llevaba a cabo la misma actividad en décadas pasadas. El rasgo más definitorio del ejercicio de la política de este tiempo es el del llamado “transfuguismo”.

Es sorprendente la volatilidad con que se han venido esfumando las lealtades y los principios éticos de muchos de sus protagonistas, llevando a crear en esta ya avanzada campaña electoral de medio término, lo que nuestros campesinos definen como un “arroz con mango” publicitario. En esta ocasión los candidatos se multiplican como si se tratara de prolíficos conejos salidos del sombrero de un mago, haciendo cada vez más difícil la correcta identificación de cada uno con el partido a que pertenecen, amen del divorcio de muchos mensajes con la línea estratégica trazada por su organización.

Candidatos malos, mediocres y peores se disputan la preferencia de un elector incrédulo y distante, cansado de sus vacuidades y promesas, en su gran mayoría incumplidas. Tanto la televisión como la radio, las páginas de los periódicos y hasta los medios electrónicos de nueva generación, los portales, los blogs, las redes sociales en el internet, se encuentran saturados de la propaganda de los aspirantes a posiciones de mando en sus respectivas circunscripciones demográficas electorales. En donde se aprecia mejor, sin embargo, el arroz con mango político-publicitario es en la vía pública.  Los mensajes en las vallas y los letreros se colocan uno siguiente del otro en una sucesión sin fin ni orden con una sorprendente multiplicidad de slogans, estribillos y frases sin coherencia, perteneciendo en ocasiones a candidatos del mismo partido.

Este comportamiento casi generalizado de nuestros políticos se debe en gran medida a la falta de objetivos claros y específicos sobre los cuales se puedan desarrollar acciones estratégicas que conduzcan con eficacia a la meta final. Esto producto del des-orden provocado por el “transfuguismo”, imperante en prácticamente todos los partidos que tercian en esta contienda. La inversión en los medios de comunicación es en donde se expresa con mayor notoriedad esa falta de coherencia y de planificación en los esfuerzos que se llevan a cabo para la proyección de estos aspirantes a ocupar posiciones en el tren administrativo del Estado. Basta con seguir la pista a la campaña de uno solo de estos políticos-candidatos para apreciar lo alejados que están de la racionalización de las mismas.

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