Trípode
“Yes We Can”… OBAMA, El éxito Programado

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La Industria del Marketing, la Publicidad y los Medios de Comunicación. ¡OH! Sagrada Publicidad, cuantos genios aparecen en tu nombre.

Está más que comprobado. El camino hacia el éxito está garantizado cuando se cuenta con un plan preconcebido, un objetivo claro a alcanzar, una estrategia definida, un mensaje persuasivo y en sintonía con las necesidades y los deseos del público, corresponda este a un mercado de consumidores, usuarios de productos, bienes, servicios o conceptos ideológicos.

Algo similar ha sucedido con el triunfo alcanzado por el Partido Demócrata y su candidato a la presidencia de los Estados Unidos, el desatacado abogado de origen afro americano Barack Obama, quien acaba de demostrar que la cima del éxito en política como en los negocios, se transita por la avenida de un esfuerzo bien concebido de marketing que sea coherente, consistente y relevante.

Lo primero que destaca de esta campaña es el branding. La definición de un poderoso mensaje de cambio posible, combinado con una atractiva figura personal, un discurso convincente y el uso de una iconografía moderna y seductora, conformaron el contenido de un continente fácil de adquirir y de consumir por la mayoría de la población norteamericana.

La marca Obama llegó a calar tan profundo en el subconsciente de la gente que trascendió las fronteras de la respuesta racional y alcanzó los niveles profundos de la seducción emocional, logrando reacciones que condujeron a la creación del movimiento de la Obamanía. El tema central de la campaña “Change We Can Believe In” (El Cambio en que se Puede Creer) combinado con el tag o slogan “Yes, We Can” (Sí se Puede), sostenido y coherentemente coreado una y mil veces durante la campaña, sirvió de elemento distintivo para sellar y coronar un proyecto modelo de marketing político, como hace mucho no se registraba.

Del mismo modo resultó altamente efectivo el manejo de la creatividad y la innovación puestas en ejecución mediante el uso eficiente del Internet y los emergentes medios virtuales de comunicación, para motivar a los potenciales seguidores del candidato y obtener de ese modo la adhesión y el apoyo económico imprescindibles en este tipo de gestión.

Por el lado del competidor John McCain, quedó clara la inconsistencia de su planteamiento estratégico y táctico, al verse compelido a zigzaguear y a utilizar conceptos de campaña obsoletos y mensajes de ataque directo al competidor, proyectando de ese modo una imagen distorsionada y alejada de la percepción de persona honorable y decente que de su figura tiene el electorado de esa nación.

Yes, We Can… ¡La esperanza de un futuro mejor!

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