La economía dominicana se mueve permanentemente entre dos dimensiones que parecen hablar idiomas diferentes.
Mientras los estamentos oficiales, con el Banco Central a la cabeza, basan sus informes en los números fríos de las estadísticas, estimando un crecimiento económico del 3% al finalizar el presente año, la población consumidora orienta su accionar en la percepción de que no hay circulante, vale decir dinero en la calle para mover el consumo.
En ocasiones las declaraciones del propio Gobierno han servido para enfatizar esa percepción, como cuando se dijo que quien estaba en austeridad era el Gobierno y no la población, siendo que la población dominicana económicamente activa depende en una gran proporción de la dinámica económica y el accionar del Gobierno central.
Cuando la Organización Nacional de Empresas Comerciales (ONEC) afirma que el movimiento comercial ha disminuido en los últimos tres trimestres, lo cual atribuye a las ventas por internet, está confirmando la generalizada percepción de que la microeconomía está realmente en crisis.
Ante estas evidencias, el Gobierno al tomar la medida de adelantar para el día 6 de diciembre la entrega de los nueve mil quinientos millones de pesos correspondientes al sueldo 13, o “regalía pascual” a sus miles de empleados, parece apostar a que la medida sirva para cambiar la onda perceptiva del consumidor y colocarlo en posición de hacer uso de esos recursos para satisfacer sus necesidades en esta época tan significativa del año.
Los primeros meses del nuevo año que se aproxima nos dirán si la estrategia ha funcionado y si de alguna manera lo macro y lo micro comienzan a entenderse de alguna manera.