Trípode
Ante engaño ¿Quién podrá defendernos?

<STRONG>Trípode<BR></STRONG>Ante engaño ¿Quién podrá defendernos?

La crisis que se vive hoy en el mundo tiene múltiples facetas, cada una aparentemente más grave que la otra. La que concierne a la situación de las instituciones financieras a escala global es sumamente espinosa por sus repercusiones en todo el tejido económico de nuestros países.

Las dificultades por las que atraviesan  las grandes corporaciones empresariales globales no se quedan atrás y vienen provocando derrumbes en las estructuras de las más sólidas de estas organizaciones industriales y comerciales, como si de un castillo de naipes se tratara. También está sufriendo las consecuencias de esta crisis global todo el entramado de la red comercial referida a la fabricación y la distribución de los bienes de uso y de consumo creados para dar satisfacción a los requerimientos de las poblaciones en todas partes del mundo.

El sector más afectado por su vulnerabilidad y generalizada desprotección es precisamente el de los consumidores, quienes como resultado del desastre no provocado por ellos, se encuentran de más en más a merced de una serie de vivos y falsificadores quienes les ofertan toda suerte de productos sin contar con la debida autorización de las autoridades correspondientes. Una muestra de esta peligrosa y hasta trágica actividad se ha verificado en el transcurso de esta semana en el plano local, al denunciarse la venta de un medicamento falsamente rotulado como Gammaglobulina Antitetánica Humana, a todas luces falsificado, y provocador de la muerte de dos incautos y desinformados ciudadanos dominicanos. 

Está claro que la defensa de los intereses del consumidor tendrá que dinamizarse y encontrar nuevas estrategias de comunicación con la población, principalmente la más frágil y, por tanto, menos enterada de las artimañas y artilugios que utilizan estos estafadores para hacerse de dinero mal habido. Pro-Consumidor, un organismo creado con estos fines, tiene el deber de ir un poco más allá del simple señalamiento previsto en la disposición de la ley 358-05 que reza: “Recibir de los proveedores por cualquier medio de mensaje de datos, Internet, servicios de mensajería, promoción o cualquier otro medio análogo; una información veraz, clara, oportuna, suficiente, verificable y escrita en idioma español sobre los bienes y servicios ofrecidos en el mercado, así como también sobre sus precios, características, funcionamiento, calidad, origen, naturaleza, peso, especificaciones en orden de mayor contenido de sus ingredientes y componentes que permita a los consumidores elegir conforme a sus deseos y necesidades, así como también cualquier riesgo eventual pudieren presentar”.

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