Trípode
Del anonimato a la popularidad

<STRONG>Trípode<BR></STRONG>Del anonimato a la popularidad

La comunicación, sea esta de tipo comercial, institucional, política o social tiene múltiples formas de ejercicio y manifestación en función de los objetivos que se pretenden alcanzar en cada oportunidad. Existe la forma clásica de practicarla, siguiendo los patrones y los procesos normales indicados por la academia y por las escuelas que tienen la tarea de formar a los profesionales en este oficio.

Sin embargo, los cambios habidos en la sociedad de este siglo XXI en materia de la tecnología de la comunicación, la información y el conocimiento, mediante la proliferación de los medios clásicos de comunicación y la integración del internet con su amplio acceso a los blogs y a las redes sociales de nueva generación, contradictoriamente han hecho más difícil que los programas y las figuras de la televisión alcancen los rating de audiencia pretendidos, así como una amplia proyección pública de sus individualidades. Esta nueva realidad está dando paso a fórmulas inusuales de atraer la atención del público, en momentos en que esos programas y esas figuras insisten en mantener sus actividades aun estos bordeen los linderos del anonimato y/o el poco interés de la audiencia en sus propuestas.

Una muestra de ello acaba de darse con el “affaire” protagonizado por los llamados Dueños del Circo y la presentadora de televisión Venya Carolina, quienes en una aparente concertación de propósitos han logrado un reciclaje de su programa y de su figura, alcanzando niveles de conocimiento y de comentarios en sectores y estamentos nunca antes soñado por ellos. El programa de televisión de referencia tuvo en sus inicios una gran incidencia en los sectores de la farándula nacional, por las atrevidas incursiones que estos hacían en  las vidas privadas de figuras de gran relieve social y artístico del país, habiendo salido ilesos de esas confrontaciones por el aparente convencimiento de estos últimos de que no valía la pena otorgar mayor vigencia a los productores de un programa que con el paso del tiempo perdería la estima del público dominicano. En cuanto a la presentadora, esta alcanzó el clímax de su presencia en los medios de comunicación cuando en una ocasión estableció una relación sentimental con Fernando Villalona reconocida figura artística dominicana, cuya trayectoria y renombre tienen el poder de apalancar y dimensionar a otras cercanas o relacionadas con él. Ambos partidos deben estar plenamente satisfechos del resultado de su estrategia, la cual les ha permitido brillar por un tiempo hasta alcanzar niveles de notoriedad y trascendencia más allá de las fronteras dominicanas.

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