La obtención de una buena imagen, sea de una persona, empresa, institución u organismo de carácter gubernamental o de naturaleza privada, requiere hoy más que nunca una especial atención, ante la inmediatez y la velocidad de dispersión de la información mediante la masificación en el uso de la Internet, las redes sociales y el auge alcanzado por los periódicos y medios digitales de comunicación.

Los errores habidos en los últimos tiempos, principalmente en el campo de la política, atestiguan el hecho de que hay sectores que aún entienden este ejercicio profesional como una simple labor periodística de redacción y colocación de notas de prensa y fotografías en los medios de mayor circulación y lectoría del país.

Es innegable la dimensión alcanzada hoy por el ejercicio de las relaciones públicas como herramienta vital en el conjunto de las acciones de marketing, publicidad y comunicación requeridas por la empresa moderna a fin de crear, mantener y/o consolidar una ventajosa imagen corporativa en sus respectivos mercados de opinión.

Ha sido reiteradamente comprobado que las relaciones públicas son un recurso de naturaleza proactiva y no reactiva como tradicionalmente se ha venido utilizando en nuestro mercado.

La práctica indica que solo cuando se está frente a una situación de crisis de la imagen pública ante cualquier escándalo suscitado alrededor del nombre de la empresa o de algún alto ejecutivo de la misma es cuando se recurre a sus servicios de “apagafuego”.

Ahora tenemos dirigentes empresariales con una clara visión de sus responsabilidades en este sentido y con empresas ofertando estos servicios y en disposición de hacer alianzas estratégicas, como la sinergia desarrollada entre Barrick Pueblo Viejo y Newlink, que los condujo  a recibir el premio Silver Anvil Award, el equivalente al Oscar en el mundo de las relaciones públicas.