Trípode
El peso de la tradición política

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El proceso electoral que acaba de concluir en nuestro país ha servido como una ocasión para dejar muchas lecciones y también oportunidades para la reflexión con respecto al comportamiento de los partidos políticos, la labor de la Junta Central Electoral (JCE) y el proceder del pueblo dominicano en su conjunto.

Es evidente que como lección nos queda el progreso alcanzado en términos generales en cuanto  a la organización de la contienda electoral y la presteza y rapidez con que se han ofrecido los resultados de la misma. Lección contra la cual conspira el peso de la tradición en el manejo de sus campañas de marketing y promoción política que aun domina las acciones de los partidos del sistema.

Las acciones producidas en la ejecución de los planes de comunicación estratégica de los partidos y de la Junta Central Electoral al final de la campaña nos conducen a  reflexionar sobre la forma tan tradicional de manejar los llamados cierres de campaña, momento en que se pretende alcanzar con los mensajes al mayor número de personas en el amplio mercado de votantes.

En esta ocasión se han seguido los mismos patrones de compra y uso de los medios de comunicación, tanto radiales como televisivas y el mismo formato utilizado en campañas que fueron exitosas para algunos partidos en los años finales del siglo pasado pero que en este nuevo siglo marcado por la proliferación de opciones de sintonía y de medios alternos de información, los resultados obtenidos no serán nunca los mismos. Se supone que el objetivo primordial de la transmisión de los mensajes políticos de motivación y orientación a los votantes procura llegar al más alto número posible de potenciales sufragantes y que para ello se deben utilizar los medios de mayor aceptación y audiencia existentes en ese determinado momento.

El peso de la tradición, no obstante, parece haber sido más concluyente en las decisiones tomadas por  los estrategas de los partidos al momento de desestimar la audiencia cautiva con que cuenta, por ejemplo, el programa radial “El Mismo Golpe” de Jochy Santos al poner en su lugar un paquete de propaganda política poco atractivo para la inmensa mayoría de los consuetudinarios oyentes y participantes en el mismo.

Del mismo modo la JCE el día anterior a las elecciones toma la decisión de suplantar uno de los programas de más audiencia como es el de “Sábado Gigante” de Don Francisco en lugar de insertar los mensajes dentro del programa y mantener la audiencia que semana tras semana siguen fielmente la oferta programática que  les ofrece.

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