Las denuncias políticas, los escándalos mediáticos y las interrogantes que se han generado a su alrededor en los últimos tiempos, colocan al ciudadano común y corriente en una posición delicada frente a la imposibilidad de descifrar los intrincados vericuetos de la relación que se engendra entre la esfera pública, la esfera privada y los medios de comunicación.

No son pocas las personas que ante esta situación han manifestado su perplejidad por lo que ha venido ocurriendo en estas esferas de interacción cívico-estatal. Evidentemente que para entenderlo es necesario auxiliarse de las mentes más iluminadas, las cuales han estudiado profundamente la génesis de este comportamiento.

Por ejemplo, el tema de la esfera pública y la esfera privada es estudiada por Hannah Arendt, una de las pensadoras más influyentes del siglo XX en su libro: La Condición Humana, quien dice que las condiciones que permiten entender la política en el siglo XXI se contagian de ciertos elementos que resultan del ordenamiento social alrededor de conceptualizaciones surgidas con la modernidad en torno al paradigma de la productividad y que terminan por manifestarse en el funcionamiento de la esfera pública.

Hoy, el sentido de la política a la luz de este paradigma, como analiza María de Js. Rojas Espinosa, no es el de la libertad sino el de la necesidad y, por ello, el quehacer político se ubica en el ámbito del consumo en una renovada práctica y lectura de lo económico.

 Para Arendt estas dos actividades son radicalmente distintas. La capacidad del hombre para organizarse políticamente está en franca oposición a la asociación de un hogar, de una familia o del mercado. Los griegos comprendían que la esfera del mercado era una esfera donde el hombre se encontraba sometido, en cambio la esfera de la política era una esfera donde el hombre ejercía su libertad.

Su organización social se fundamentaba sobre la división tajante entre la esfera público-política y la esfera privada, donde se interactuaba en la familia y se realizaban las actividades básicas para mantener la supervivencia. La esfera público-política era regida por el principio de la libertad. Era accesible sólo a aquellos hombres libres de estar sometidos a las necesidades de la vida. Para los griegos, mandar en vez de persuadir, eran formas pre-políticas que se manejaban en el hogar y la vida familiar. La esfera público-política cumplía con dos condiciones esenciales: a) Permitía a todos los ciudadanos ser vistos y oídos por todos, es   la más amplia publicidad para un hecho visible desde toda  perspectiva posible y b) Posibilitaba un mundo común diferenciado del lugar que se poseía privadamente en él.