Hoy 
Los nuevos valores de este tiempo que vienen establecidos por el paradigma de la era de la comunicación y el conocimiento instantáneo y global de la información, ha cambiado drásticamente la dimensión del ejercicio de las relaciones públicas que se ha tenido hasta ahora en nuestro medio, llevándolas a un estadio mucho más allá de las tradicionales notas de prensa, comunicados, y organización de actividades sociales y de índole diversa. Es tan notable el cambio producido que el mismo ha sorprendido a no pocos entendidos en el manejo de la imagen corporativa, institucional, de organizaciones y hasta la de figuras de amplio relieve nacional e internacional.
Tres ejemplos acaecidos recientemente en espacios diferentes y esferas tan disímiles, dejan ver claramente lo que viene aconteciendo en este delicado campo de la imagen pública.
En el plano artístico el destape anunciado por el afamado artista puertorriqueño Ricky Martin sobre su preferencia sexual ha concitado un inusitado apoyo tanto de sus pares como de su legión de admiradoras (es) en respuesta a una inteligente acción preventiva, salvándolo de una probable situación embarazosa de chantaje mediático.
La manera tan inusual en que los más altos estratos de la Iglesia Católica han venido enfrentando las denuncias de pedofilia que envuelve a sus representantes más conspicuos, afectando seriamente la imagen de su milenaria organización religiosa, revela la importancia que esta otorga al uso de los medios masivos de nueva generación para la preservación de su imagen y los valores fundamentales que la han sostenido.
En el plano local, es evidente el pobre manejo de su imagen que ha puesto en aprietos a la empresa Barrick Gold. Esta empresa, debido fundamentalmente a una acción de total imprevisión mediática, ha tenido que sufrir el manejo de una percepción pública quizás distorsionada de su real imagen de empresa legítimamente preocupada en cumplir su responsabilidad social corporativa.
Cada uno de estos casos deja claramente establecido que, en este contexto de la información instantánea y globalizada, la gestión de relaciones públicas conducidas adecuadamente es un instrumento vital para el establecimiento de una determinada imagen pública. Esto así, siempre y cuando su manejo se contemple como una función de previsión (foresigth), creación, consolidación, solidificación y/o reorientación de la imagen deseada por sus promotores o auspiciadores y no como un simple recurso de protección periodística.
