TRIPODE
LA CREDIBILIDAD POLITICA EN CRISIS

TRIPODE<BR><STRONG>LA CREDIBILIDAD POLITICA EN CRISIS</STRONG>

POR DONALD ROWLAND
Son múltiples y muy profundos los problemas que han venido aquejando al debilitado cuerpo social y político dominicano en las últimas décadas. Pero ninguno tan grave como el que ha dado lugar al más preocupante nivel de incredulidad existente hoy en el ámbito de la política y de los políticos que ejercen esa profesión en el país.

El desarrollo de la actual campaña política, preludio de las elecciones generales de medio término, es el escenario ideal en el cual el público ha podido medir con meridiana exactitud la falta de confianza y de credibilidad que adorna a la generalidad de éstos, en su afán promocional por alcanzar los diversos estamentos de poder puestos a su alcance en la próxima contienda electoral.

La quiebra producida en el vínculo que se establece entre los proponentes candidatos a posiciones congresionales, municipales y el elector, tiene su origen en el consuetudinario paquete de promesas ofrecidas e incumplidas por la mayoría de los políticos que han arribado precedentemente a las posiciones de poder.

La realidad es que si un político o un ciudadano común y corriente quieren que se confíe en ellos, primero deben hacer un esfuerzo por ganarse esa confianza, porque nadie puede sostenerse sólidamente en la sociedad si no cuenta con un capital de credibilidad que lo respalde.

La debilidad de los políticos en este campo comienza por el error de no hacer promesas realistas y mantenerlas. La credibilidad puede esfumarse si no se cumple con la palabra empeñada, esta puede deslizarse cuando no se está a la altura de los estándares que se han establecido para sí y que los demás demandan del político. Cuando se formulan promesas y estas se rompen repetidamente, la credibilidad pierde su sustento.

Eso es lo que está ocurriendo en el mercado político electoral nuestro, en el cual los candidatos han practicado el mal hábito de comprometerse con sus electores más allá de sus reales posibilidades de cumplir lo ofertado.

Muchas de las fallas de credibilidad de estos políticos se debe a que falsean su personalidad pretendiendo ser lo que no son, inflando de manera desbordada sus logros, procurando hacerse más atractivos para la posición, enterándose tardíamente, cuando se encuentran en el cargo, que no tienen el nivel de experiencia ni los conocimientos que la gente le suponía para enfrentar los retos que se le presentan.

La falta de honestidad es otro de los motivos que han inducido al poco crédito de los políticos en el banco de la opinión pública dominicana.  Es interminable el catálogo de frases hechas, de slogans y de situaciones cuestionables y comprometedoras en los que se han visto envueltos una gran cantidad de los líderes políticos locales sin que estos admitan abiertamente sus errores y estén en ánimo de aceptar su responsabilidad en los mismos.

Ante ese generalizado comportamiento es difícil predecir lo que nos depara el futuro, de continuar la erosión en la imagen y la credibilidad pública, tanto de los partidos como de los políticos en términos individuales. De no cambiar esta actitud, se seguirá engrosando la gran legión de ciudadanos independientes, desmotivados por esa causa, para los cuales la credibilidad es un factor esencial para moverse a favor de uno u otro candidato en las elecciones de mayo próximo.

d.rowlan@verizon.net.do

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