Trípode
La marca: renovarse o morir

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Esta época navideña nos ha presentado una brillante oportunidad de recorrer una amplia y variada gama de establecimientos comerciales y de servicios en los cuales hemos podido evaluar tanto el importante aspecto de la interacción personal con sus respectivos públicos como el conjunto de elementos visuales que definen y proyectan la imagen de cada uno de ellos.

Mientras la gran mayoría de estos establecimientos aun no comprenden lo vital que es la renovación de la imagen corporativa y de marca para su supervivencia y permanencia futura en el gusto del consumidor o usuario, otros marcan la pauta estableciendo una diferenciación que los mantiene a la vanguardia en sus respectivos sectores de negocios.

Dos grandes cambios hemos podido observar enmarcados dentro del concepto de una renovación profunda en sus respectivas imágenes, ya un tanto desgastadas en el tiempo. Estos cambios corresponden a la gestión llevada a cabo por los supermercados Nacional y el Bravo, los que han dado un giro de 180 grados al conjunto de sus perfiles, tanto físicos como perceptuales.

Con 73 años de fundado, el consorcio de empresas que opera bajo la marca Supermercados Nacional presenta una moderna y actualizada superficie de expendio de comestibles en su emblemático centro de la 27 de Febrero, dando un toque de continuidad y proyección futurista al gusto de las nuevas generaciones de consumidores.

Del mismo modo, el grupo Bravo cierra el año ampliando sus instalaciones en la Av. Winston Churchill, reubicándolas en una amplia superficie de 2000 metros cuadrados y un rejuvenecido rediseño de su logo, con una iconografía que los sitúa a la vanguardia, garantizando su permanencia en la preferencia de los segmentos jóvenes de la población.

Claros ejemplos del valor de la renovación y actualización de una marca lo constituyen  la Cervecería Nacional Dominicana y su marca Presidente, y el restaurante Vesuvio, ambos operando por más de cincuenta años en el mercado, manteniendo la preferencia y el gusto del público dominicano y extranjero debido al continuo rediseño, transformación y modernización de los elementos que conforman sus respectivas imágenes, adecuándolas, en cada oportunidad, a las necesidades y expectativas de las varias generaciones que han sido testigos de sus éxitos.

Incuestionablemente el recorrido navideño sirvió para reconfirmarnos en la convicción de que una marca podrá disfrutar de un pasado y un presente, pero indefectiblemente habrá de morir si no transita el camino de una oportuna y continuada renovación de su imagen.

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