Trípode
Ley de cine no compite

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Con la reciente aprobación de la Ley de Cine por el Senado de la República se confirma la percepción que existe en amplios sectores de la opinión pública de que el concepto de competencia en el mercado global no ha sido debidamente asimilado por muchos de los entes responsables de colocar al país en una posición de ventaja competitiva frente a sus competidores en el mundo de los negocios internacionales.

Es sabido por todos que la industria del cine es una de las actividades más productivas que existen en el mundo. Según las estadísticas el box office mundial cinematográfico obtuvo un total de 29.2 mil millones de dólares. De esa cantidad se destinó 21% para publicidad, 17% producción, 11% distribución y 6% a los actores. Ese mercado refleja cifras apetecibles para países como el nuestro que cuenta con las condiciones naturales, la estabilidad política, y el talento humano requeridos por los magnates de esta industria. Solo faltaría una legislación adecuada a estos tiempos en que los países se encuentran compitiendo por atraer la mayor cantidad de inversión extranjera directa hacia sus territorios, que vaya más allá en lo económico del pírrico 25% de exención impositiva aprobado por el Senado de la República.

Las cifras del mercado global marcan el entorno competitivo en el cual nos encontramos actualmente. Lo sabe Puerto Rico nuestro competidor más cercano razón por la cual adecuó hace ya varios años su plataforma legislativa creando las condiciones necesarias para la atracción de grandes sumas de dinero en este renglón, estimándose que en el año 2009 se generarían 50 millones de dólares en ingresos, producto de nuevos acuerdos de producciones de cine internacional realizados el 2008,  en adición a los diversos acuerdos logrados durante los pasados cuatro años que en total generaron 22 películas, de las cuales 10 eran extranjeras y 12 locales; producciones que a su vez inyectaron más de 106 millones de dólares a su economía. En términos de su oferta mercadológica, en ese país los inversionistas  cinematográficos asociados con una productora puertorriqueña, reciben un incentivo en crédito impositivo de hasta 50% de su contribución de capital en efectivo, amén de otros incentivos tales como la no aplicación de impuestos por estadía en hoteles, 7% de impuesto a los ingresos derivados de la comercialización de la película siempre que esta se haga  por medio de una empresa puertorriqueña.  Publicitariamente Puerto Rico se anuncia al mundo expresando que “si acaso el 40% de crédito impositivo no es suficiente incentivo para la producción de una película.

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