En ruta inicial de un recorrido en crucero por las principales ciudades y puertos sudamericanos recorremos esta organizada, ordenada y culta capital de Uruguay, una de las más hermosas de esta zona del mundo, luego de visitar la también grandiosa Buenos Aires, capital de Argentina.

Ambas capitales con encantos particulares y atractivos únicos, aunque en términos de mercadeo y ventas de los mismos Montevideo, y Uruguay como un todo, hacen galas de unos indicadores que podrían considerarse maravillosos, si los comparamos con la mayoría de nuestros países latinoamericanos.

Lograr unos niveles de analfabetismo de apenas un 2 por ciento de su población, unido al escaso 8 por ciento en su tasa de desempleo, más la educación gratuita para su población de menor edad, entre otros muchos beneficios sociales, colocan a este país en un sitial de indiscutible distinción entre sus pares de América.

Recorrer Montevideo es una experiencia aleccionadora, por cuanto en sus calles se palpa la gran diversidad cultural herencia de la mezcla de hábitos y costumbres transmitidos de generación a generación por sus antiguos  conquistadores españoles, italianos y portugueses.  

Hoy esta hermosa capital ostenta orgullosamente el reconocimiento de ser la ciudad con el segundo índice de crimen más bajo de cualquier ciudad grande después de Tokío la capital de Japón.

La preservación de sus riquezas naturales y su tesonero trabajo en favor de la conservación de sus valores patrimoniales  apoyan la decisión estratégica de posicionar su marca país ante el mundo basados en el eslogan «Uruguay Natural».

Buenos Aires, por su lado cosmopolita y moderna, es una ciudad llena de simbolismos y de una amplia diversidad de contrastes en donde se puede admirar desde la histórica Plaza de Mayo hasta la famosa «Casa Rosada», pasando por el Cementerio de la Recoleta, la Catedral Metropolitana, el orgulloso barrio «La Boca» y su famosísima calle El Caminito en donde se baila el tango las 24 horas del día.