Ahora que la República Dominicana con las últimas películas producidas y rodadas localmente  hace ingentes esfuerzos por recuperar el tiempo que ha perdido al quedar rezagada en la importante industria de la cinematografía, es oportuno advertir sobre el auge de la piratería, la principal amenaza que conspira contra su buena marcha y futuro desarrollo.

Es sorprendente como la incipiente industria local ha encontrado soporte económico para llevar a cabo proyectos que, aunque criticados por algunos “expertos” en el análisis y la evaluación de la filmografía universal, ha encontrado eco en la satisfacción manifestada por los noveles y masivos cineastas y cinéfilos que han asistido y siguen asistiendo a estas funciones.

La amenaza que pende sobre su sanidad y sostenibilidad en el tiempo, sin embargo, se ve empañada por los resultados de estudios llevados a cabo por la Motion Picture Association of America (MPAA), la cual señala que la industria cinematográfica  perdió $6.1 billones de dólares en el año 2005 debido a la piratería.

De acuerdo a ese estudio $1.3 billones de esa pérdida afectó a la industria en los Estados Unidos y $4.8 billones se perdieron en el plano internacional con prácticamente el cincuenta por ciento generado en Europa, $2.4 billones por la obtención de películas mediante compra por vía ilegal o de contrabando, $1.4 billones por copias ilegales y $2.3 de pirateo por el Internet.

Los países en donde los miembros de las compañías del MPAA han sufrido mayores pérdidas son México, El Reino Unido y Francia, lo cual no significa que el pirateo es más prevalente en estas naciones, ya que muchos mercados fueron estudiados de forma diferente debido a que algunos pueden ser evaluados por sus pérdidas en mercados legítimos y otros solo pueden serlo por las oportunidades no aprovechadas.

De acuerdo a los resultados de este estudio, el perfil del pirata promedio se define como una persona del sexo masculino, entre las edades de 16 a 24 años de edad, residente en zona urbana, siendo los estudiantes universitarios en los Estados Unidos, Corea y Hungría los mayores contribuyentes a las pérdidas en cada uno de sus respectivos países.

Lo cierto es que la industria cinematográfica es una próspera maquinaria económica, generadora de empleos y exportaciones en países alrededor del mundo, como ha dicho Dan Glickman, Presidente  de la asociación cinematográfica,  hace énfasis en que los gobiernos deben  trabajar con esa organización en la limitación del impacto de la piratería en las economías locales y la industria del cine.