La Industria del Marketing, la Publicidad y los Medios de Comunicación. ¡OH! Sagrada Publicidad, cuantos genios aparecen en tu nombre.
A los dominicanos parece encantarnos repetir las mismas historias y actuar como los monos yéndonos siempre por las ramas cuando de resolver nuestros problemas se trata. No me refiero sólo a los entuertos que abundan tanto en nuestra fauna política. En esta ocasión he de tocar la obsolescencia del famoso reglamento 824 de la famosa Ley 6132 de Expresión y Difusión del Pensamiento que ante los múltiples desmanes que se producen a diario en nuestros medios de comunicación básicamente los televisivos, demuestra su inoperancia e ineficacia en la aplicación de las normativas que en épocas pasadas pudieran haber servido para poner freno a esos desafueros.
En este siglo XXI, en que impera el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y entramos a la Era de la Información y el Conocimiento con una proliferación interminable de vías de acceso a los mensajes y al saber, es prácticamente imposible corregir males de este tiempo aplicando medidas propias de una época en que la radio era el medio de comunicación por excelencia y la televisión constituía un medio novedoso de última generación tecnológica. Hace apenas una cuantas semanas se anunció que una comisión de especialistas en el tema puso en manos del Presidente Leonel Fernández 5 anteproyectos de ley sobre libertad de expresión y medios de comunicación que por encargo del Jefe del Estado preparó una comisión de alto nivel creada con este propósito mediante decreto del Poder Ejecutivo, con el respaldo de la SIP. Ahora está en estudio de la comisión permanente de Industria, Comercio y Zonas Francas del Senado, una propuesta del senador peledeísta Euclides Sánchez encaminada a la creación de una ley que supuestamente busca prohibir la publicidad engañosa, ilícita, desleal, subliminal y discriminatoria en el país.
En ocasiones anteriores hemos planteado a través de este mismo espacio que ya pasó la época en que un diputado cualquiera sin conocimiento ni experiencia en la materia impulse de motu-propio o por intereses de terceras personas un proyecto de regulación de la publicidad, o que otro se destape con una descabellada propuesta de limitar la presencia de la mujer en traje de baño en un estudio de televisión, queriendo tomar evidentemente de ese modo, ¨el rábano por las hojas¨. Del mismo modo insistimos en que las acciones deben encaminarse hacia la formación, como existe en otros países, de un Consejo de Autorregulación y Ética Publicitaria, cuyo Consejo Directivo lo integrarían 15 miembros titulares y 15 suplentes elegidos , 5 representantes de anunciantes, 5 de agencias publicitarias y 5 de medios de comunicación.