Hoy 
POR DONALD ROWLAND
Muchos son los dominicanos quienes piensan que las cuestiones negativas producidas en su cotidianidad son cosas que solo se dan en este país. Las reiteradas mentiras de nuestros políticos.
La impunidad ante los desmanes de los llamados sindicalistas del transporte. La alegada falta de institucionalidad en las acciones del gobierno y de los sectores productivos de la nación, son sólo algunas de las prácticas calificadas, en boca de un sin número de conciudadanos, como hechos que se producen de manera exclusiva de esta media isla.
Entre esas creencias se cuela también la de que el barrage de anuncios publicitarios colocados en los programas y en los cortes de las estaciones de televisión solo se daba en nuestro país, producto de la misma falta de institucionalidad y de voluntad de autorregulación del sector anunciante, agencia publicitaria y de los medios de comunicación.
Esa tesis se cae, sin embargo, cuando vemos los datos que aporta la última encuesta de inteligencia global de Initiative, una agencia líder en comunicación global de medios, la cual indica que la saturación publicitaria a nivel global aumentó 16 por ciento en los últimos cuatro años, y sigue en ascenso.
El estudio se llevo a cabo en 50 mercados alrededor del mundo y centró su accionar en el medio televisivo el cual reúne el 40 por ciento de la inversión publicitaria global. Ese aumento en los niveles de colocación de publicidad en la televisión indica que una persona adulta está expuesta a 65 comerciales más a la semana por sobre los que recibía a principio de la década. El número total de exposiciones en adultos asciende a 484 avisos a la semana en sentido global.
La cantidad excesiva de anuncios tiende a abrumar al televidente de hoy día impulsándolo a utilizar el zapping como recurso de autodefensa, ante el ataque desmedido a su condición de televidente interesado en disfrutar de la oferta disponible en los canales seleccionados para su entretenimiento y diversión. Con el agravante de que esta situación conlleva a un sentimiento de rechazo hacia los productos y las marcas que así proceden.
Se sabe desde siempre que la saturación genera un impacto negativo en la efectividad de la publicidad, en la medida que aumenta el sentimiento de rechazo hacia la publicidad en general, promoviendo la evasión a los comerciales. Por ello Initiative ha advertido que medir la saturación publicitaria es extremadamente importante para montar campañas y entender la magnitud de la saturación televisiva a nivel internacional, es el primer paso hacia asegurar mensajes de publicidad en televisión, a destacarse de la competencia sin perder al espectador.
En cuanto a la saturación publicitaria, se desprende del estudio que hay variaciones importantes, dependiendo del país. Los Estados Unidos es uno de los más saturados mercados de televisión en el mundo: los adultos están expuestos a 789 comerciales por semana, lo cual significa 62 por ciento más que el promedio global. Initiative atribuye los altos niveles de saturación a una falta de legislación que limite la cantidad de comerciales.
El problema se ha hecho todavía más complejo a causa del aumento de canales de televisión, especialmente la proliferación de canales por cable y satélite, que tienen escasas restricciones en el número de publicidad en el tiempo al aire. Aparentemente, la pauta publicitaria está siendo rivalizada por formatos más cortos que los de 30 segundos, lo cual significa que los espectadores están bombardeados por un número creciente de los mensajes publicitarios durante las pausas comerciales.
Los niveles de saturación en Europa Central y del Este han aumentado 43 por ciento desde 2000, liderados por Bulgaria -112 por ciento-, Latvia -61 por ciento- y Polonia -57 por ciento-. Entre otros factores, este incremento está relacionado con el rápido aumento en gastos de publicidad combinado con el costo relativamente bajo de la televisión.
Estos datos son reveladores de un mal colectivo que trasciende nuestras fronteras y aunque en este caso vale el adagio que reza: mal de muchos, consuelo de tontos, los sufridos televidentes dominicanos saben ya que no están solos en su misión de aguante a la tanda excesiva de comerciales en la televisión.
