Tristeza e incertidumbre entre los empleados de la administración pública

Tristeza e incertidumbre entre los empleados de la administración pública

Tristeza en muchos, resignación en otros y la incertidumbre en casi todos eran los sentimientos predominantes entre empleados de algunas dependencias gubernamentales, que ayer se reintegraron a sus labores, tras la derrota sufrida por el partido de gobierno y su candidato Hipólito Mejía en los comicios presidenciales del pasado domingo.

«Aquí estamos con el moco pa`bajo», dijo en tono bajo un empleado de la secretaría de Agricultura, a la cual a media mañana no habían acudido ni el secretario, ni otros de los principales funcionarios.

La consigna «(E´pa`fuera que van!», el grito de guerra de los peledeísta durante la campaña, ha calado hondo entre los empleados públicos, al punto de que en algunas oficinas ya hay gente que habla de «recoger sus cosas», porque según dicen su cancelación es segura.

«Yo estoy consciente de que voy pa`fuera, porque soy dirigente del PRD y yo perdí, y el día 15 de agosto me voy, antes de que me cancelen», dijo Rafael Milcíades Geraldo, supervisor de limpieza en la secretaría de Interior y Policía.

Con los RD$5,500 que gana Geraldo, mantiene a su mujer y a sus ocho hijos, incluyendo dos que estudian en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Aunque desde ya Geraldo se cuenta entre quienes serían despedidos en agosto, su espíritu de hombre trabajador no parece amilanarse: «yo sé que me voy, claro, pero voy pa` la calle a buscármela como un hombre», dijo a reporteros de HOY que lo entrevistaron en el «Huacal» donde trabaja.

Otros, en cambio, se sienten preocupados, y no ocultan su temor a ser despedido, pues no saben qué van a hacer si pierden su trabajo.

Tal es el caso de «Henry», un mensajero interno de una secretaría de Estado. Con apenas 21 años y casi tres trabajando en el gobierno, «Henry» no puede ocultar su tristeza porque piensa que en tres meses perderá su empleo por el que le pagan RD$3 mil. Esta es su primera experiencia laboral.

Lo que gana no es mucho, afirma, pero señala que con ese dinero paga sus estudios en la UASD, donde cursa el segundo semestre de la carrera de Derecho.

En Agricultura, Inespre, y en varias dependencias gubernamentales que funcionan en el Edificio de Oficinas Gubernamentales Juan Pablo Duarte, mejor conocido como «El Huacal», comentaban sobre los resultados de las elecciones.

En estos lugares se sentía en el ambiente la resaca pos electoral. En algunas entidades como el Instituto Nacional de Estabilización de Precios, cuyos pasillos lucían desiertos, la afluencia de gente era mínima.

En cambio en Agricultura la afluencia de empleados medios y bajos fue notoria debido a que decenas de empleados que estaban de licencia por la campaña se reintegraron a sus puestos de trabajo.

En la Oficina Nacional de Presupuesto un empleado dijo que «hay muchos que tendrán que esperar un tiempo para recuperarse, porque no se esperaba un golpe tan duro, había la esperanza de que se produjera una segunda vuelta y quizás ahí se podía producir una alianza, pero al darse el golpe en una primera vuelta, eso ha dado más duro, pero ya se recuperarán».

Pero no todos están tristes, algunos empleados que tienen más de 14 años trabajando en el sector público dijeron que ya están acostumbrados a los cambios de gobierno.

«El que no han pasado por esta es que está jodón, pero uno que ha visto tanto lo único que hace es esperar a ver lo que ellos (los nuevos funcionarios) decidan», expresó resignado «Manuel», empleado de Finanzas.

Como él, otros servidores públicos dijeron estar resignados a esperar lo que ocurra.

«Para mí es lo mismo, porque siempre he vivido trabajando, yo tengo 40 años trabando en el sector público, en las Fuerzas Armadas, sector público, sector privado, yo he trabajado en todos los gobiernos, yo no le tengo miedo a eso», alegó un empleado.

Un mensajero de Inespre expresó que no le importa si lo cancelan el 16 de agosto, porque lo que gana es tan poquito que no piensa que su vida vaya a cambiar por eso, «sabe Dios y me hacen un favor con eso, lo que yo gano aquí no me da para nada, mi mujer tiene que trabajar en una casa de familia para poder completar lo que gastamos y yo tengo que pedir bola para venir a trabajar».

Así, con diferentes estados de ánimo, los empleados públicos comienzan a vivir los que según algunos serán los tres meses más largos de su vida.

Nadie sabe todavía lo que le espera a partir de agosto, aunque muchos lo sospechan.

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