Triunfaron las Águilas

Triunfaron las Águilas

JOSE ANTONIO MARTINEZ ROJAS
Como seguidor del equipo Águilas Cibaeñas he podido disfrutar personalmente del primer triunfo de este equipo en el año 1952 en el viejo estadio de la Normal, cuando la combinación de Emilio Cueche y Guillermo Vento, opacó la actuación de Luís Rodríguez Olmo, el célebre «Jíbaro» que jugó con los Tigres del Licey.

 Presencié las excentricidades de aquel legendario lanzador Terry McDuffie, quién hiciera famosa la frase «la hit no gana juego», por los muchos batazos por terreno de nadie que le daban y que al no existir los acondicionadores de aire, le echaban fresco con una toalla.

Asimismo, en esa pelota romántica de verano, aplaudía los «hits» del mejor emergente el «Gachito» Morales. Estaba presente también, cuando Perucho Formental señaló y cumplió al conectar un «home run». Del mismo modo, disfrutaba la agresividad y los peligrosos deslizamientos del «Clipper» Tiant Tineo.

Al inaugurarse el estadio Trujillo, actual Quisqueya, estaba en las graderías cuando Emil Panko jugando para las Aguilas, conectó el primer cuadrangular por el prado izquierdo. Fui testigo del batazo que hasta ese entonces estremeció el estadio, el jonrón por encima de la valla de los 411 de Dick Stuart, llamado el «Peje Cajón».

De grata recordación fue aquel acuerdo que firmaran las Águilas con los Piratas de Pittsburg, cuando nos enviaron lo más granado de las Grandes Ligas. Así vimos, a Bill Mazeroski, formidable segunda base. David Parker, Omar Moreno, Willie Stargell, Charlie Sands y magníficos lanzadores como Steve Kline, Gene Garber y el famoso larguirucho Kent Tekulve, el que todavía evocan algunos con la célebre frase «afisealo Tekuive».

Los dominicanos no se quedaban detrás, encabezados por la excelente segunda base, Julián Javier. El mejor receptor que ha producido nuestro país, Tony Peña, quién junto a Miguel Tejada, constituyen el ejemplo a imitar por todos aquellos jugadores, que sin alcanzar el estrellato de estos dos colosos, o no juegan en su país alegando motivos baladíes, o ponen condiciones tan onerosas, que los equipos prefieren no contratarlos, no obstante ser atracciones para nuestro béisbol profesional.

De grata recordación era la combinación de Julito Martínez y Daniel Rodríguez. Era muy difícil pasar una pelota por entre estos dos formidables jugadores defensivos, ya que al bate Julito era tan débil, que cuando tenía turno todos le pedían que se agachara para embasarse por bolas, pero estaba presente en el Quisqueya el día que se le zafó un palo que voló al jardinero izquierdo y conectó el único triple en toda su permanencia en el béisbol profesional dominicano.

La lucha por el liderato entre Tigres y Águilas los ha convertido en los nuevos rivales de la pelota dominicana. Para nuestro disgusto, asistimos al juego final de la temporada 2001/02, cuando creímos que nos alzábamos con el triunfo, surgió el bate de Andy Abad quien conectó el jonrón que le dio el campeonato al Licey.

En esta temporada, la final entre estos dos colosos, tuvo un desenlace favorable a las Águilas, aunque debemos admitir, que el Licey fue un rival de consideración y hasta el último juego no se sabía quien representaría al país en la Serie del Caribe. Afortunadamente, el equipo más batallador de la Liga Dominicana de Béisbol se alzó con el triunfo y hoy nos están representando en Mazatlán, México, donde esperamos que traigan la corona de campeones de la Serie. ¡Salve campeones!

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