Triunfo de Hugo Chávez

Triunfo de Hugo Chávez

UBI RIVAS
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, comandante Hugo Chávez, triunfó en cuanto a la forma, que no el fondo, de su proyecto, del que convocó un referéndum, el día dos del presente mes de diciembre, considerando que obtuvo un 49% en el total de las votaciones, contra un 51% de rechazo.

En primer lugar, el presidente Chávez demostró todo cuanto negaron de él sus contrarios, es decir, la acusación de dictador, porque no solamente convocó, sin presión de nadie que no la acepta, de propios ni de extraños, convocar a una consulta popular para plantear un conjunto de reformas del Estado venezolano.

En segundo lugar, porque de inmediato aceptó el veredicto de la Comisión Nacional Electoral, es decir, la Junta Central Electoral versión dominicana, actitud impensable en la Era Balaguer y aún hoy en la bronca porfía de los partidos políticos enfrentados al oficialismo.

Si una situación análoga se hubiese producido en nuestro país en la Era Balaguer contrario al etnarca de entonces, es muy posible, de existir pantalones, que la sangre hubiese llegado a todos los ríos que aún nos quedan, no a uno solo.

Aún hoy, cuando una encuesta no favorece a un partido o los de la oposición, de inmediato surge un rechazo, un incremento de la disputa, una negación, que sonreiría a la oposición de favorecerle, y eso no es exactamente civilización política, la demostrada por el comandante Chávez que, empero, hizo rodar por el precipicio al definir como triunfo de (eso mismo) el triunfo de la oposición.

La apretadísima decisión del torneo cívico, inclusive resultó un fallo para las firmas encuestadoras, que asignaban PLM Consultores un 54 al Sí y un 46 al No; el Instituto Venezolano de Análisis 53×47 y Datanálisis 56×44.

El comandante Chávez pretendía de sus paisanos con el referéndum modificar 69 de los 350 artículos de la Carta Sustantiva, incluyendo extensión del período presidencial de 6 a 7 años, eliminación de los límites a la reelección, nuevos  tipos de propiedad.

Además, forjar una Fuerzas Armadas a imagen y semejanza del proyecto bolivariano, reducir de 8 a 6 la jornada laboral diaria y no depender los trabajadores de derechos laborales, creación del Poder Popular en comunas de auto-gobiernos, como bases del poder político, y la modificación de los espacios territoriales venezolanos en aire, mar y tierra.

Es decir, que el presidente Chávez pretendía transformar a su país desde la versión del sufragio, no de las armas, como ocurrieron primero en la hoy disuelta URSS en 1917, China 1949, Bolivia 1952, México 1910, Cuba 1960, todas, fracasadas en cuanto al auge de los valores individuales libertarios y el progreso económico porcentual y del PIB. ¿O no ha sido así?

Al día siguiente de la consulta electoral, el presidente Chávez admitía que el momento para modificar el 20% de la Constitución no era el adecuado, y la pregunta grande es que si sabía que no lo era porque lo propició y no aguardó uno propicio.

De todas maneras, el presidente Chávez modificará todo cuanto originalmente pautó porque la abrumadora representación congresional que dispone lo faculta para el propósito, y lo cardinal resulta si en realidad se pondera los beneficios que redituará y el tiempo en que tendría vigencia una transformación tan profunda, que fue el símil del presidente chileno Salvador Allende Gossens, aunque sin disponer aquel mártir de la mayoría abrumadora del comandante Chávez.

El presidente Chávez dispone de un soporte económico abrumador al colocar en el mercado internacional del petróleo 3.03 mbd a un costo de US$96 por barril representan US$2,908.8 mm diarios y al año resulta una bicoca de US$254,700.8 mm, una suma manicomial que RD no produciría en dos mil años al ritmo de hoy.

Ese es el poder del presidente Chávez, más su política absorbente de empleos, más la saturación de alimentos en todos los colmaditos venezolanos al alcance de los preteridos, el verdadero gran soporte del comandante bolivariano en contra de la podredumbre de la partidocracia de su país repartida entre adecos y copeyanos que condujeron al abismo la patria del Libertador Simón Bolívar.

¿O exagero?

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