Triunfo de los hippies y caída de Occidente

Triunfo de los hippies y caída de Occidente

En los años 60 tuvo lugar en los EUA un movimiento que dio al traste con todo lo que se había hecho hasta entonces: ¡el movimiento hippie!
Dos millones de adolescentes y jóvenes abandonaron sus casas para vivir en comunas, no para luchar a favor de los pobres, ni para reclamar una sociedad más justa, sino reclamando “amor libre”, “sí al amor y no la guerra”, mariguana y LSD, nuevas formas de religiosidad, música rock, y ruptura de normas, tanto en la forma de vestir, en la forma de hablar, como en la rutina del diario vivir.
Los hippies desaparecieron alrededor de los años 80’s, pero dejaron su impronta en la inteligentsia norteamericana y en el mundo occidental. Ese es el origen del postmodernismo, y es cuando aparecen los nuevos profetas anunciando el fin de los grandes relatos, tanto marxismo como cristianismo, y el advenimiento de un mundo hedonista, sin reglas fijas, con nuevos arreglos familiares, apertura al uso de drogas y a nuevas formas de espiritualidad [excepto la espiritualidad cristiana], y lo que ahora se llama “revolución sexual”.
De ahí viene que, en 1970 la comunidad homosexual forma el Movimiento de Liberación Homosexual, y en 1971 y en 1972 boicotean -con apoyo del caucus negro y el movimiento feminista- los congresos de psiquiatría, hasta que en 1973 se produce el gran viraje, y los psiquiatras eliminan la homosexualidad de su lista de trastornos. En ese mismo año (1973) se produce el famoso caso de Roe & Wade, y un tribunal emite la sentencia sobre el derecho de la mujer a abortar.
Las consecuencias de esa revolución sexual no se hicieron esperar: 1) en el 1981 aparece el SIDA, quizás la peor epidemia en toda la historia de la humanidad; 2) en un censo del 2014 aparece un 33% de los americanos con una enfermedad venérea; 3) en 2007 se duplica el número de hogares uniparentales y hay 31 millones de personas viviendo solas, y, 4) se produce un flujo de violencia con accidentes de tránsito, violencia doméstica, y -cada cierto tiempo- un adolescente armado hasta los dientes, y disparando sin ton ni son hacia todo el que aparece en su camino.
Ese es el triunfo de la revolución hippie, y la decadencia de los Estados Unidos, cabeza de la más grande civilización en la historia de la humanidad. ¡Es la caída del imperio occidental, y de la misma manera que cayeron otros grandes imperios: Roma, Grecia, o Egipto, hoy cae ante nuestra vista el imperio del Norte!
El reflejo más claro de esta crisis fueron las pasadas elecciones presidenciales, con una candidata demócrata alejándose de las clases trabajadoras, y asumiendo como consigna progresista el derecho al aborto y el matrimonio homosexual, y un candidato republicano, racista y belicoso, pero con un populismo atractivo para las clases trabajadoras, y ambos con una tasa de rechazo por encima del 50%.

La única posibilidad de evitar el colapso es un franco retorno a la familia nuclear, eje imprescindible del desarrollo social, e igualmente un retorno a la disciplina personal, característica central en la construcción de ciudadanía responsable.

Sin estos dos elementos el fin es eminente e inevitable, y Estados Unidos -y el mundo occidental- terminará repartiéndose en pedazos, con la formación de nuevas naciones… ¡igualito que sucedió con Roma!

La paradoja es esta: ¡el triunfo de la revolución hippie es al mismo tiempo el inicio de la caída del mundo occidental!

Más leídas