Trocar oros en plomos

Trocar oros en plomos

El experto financiero George Soros se hizo famoso con la creación de un exitoso fondo de inversiones de carácter múltiple. Dicho fondo repartía, año tras año, beneficios razonables entre los participantes. Soros alcanzó gran notoriedad cuando ganó una “batalla monetaria” contra el Banco de Inglaterra. Como especulador monetario se le atribuyen capacidades próximas al virtuosismo. Acude siempre a las reuniones en Davos, donde concurren magnates de todos los países, economistas laureados, banqueros, hombres de Estado. Por último, debo consignar que Soros escribió un libro titulado “La alquimia de las finanzas”. Esa obra ha sido traducida a varios idiomas. Los alquimistas de la antigüedad estaban empeñados en encontrar la mítica “piedra filosofal”.

Estos alquimistas, precursores de los químicos modernos, soñaban con la “transmutación de los elementos”; creían que era posible convertir el plomo en oro. Del mismo modo, los hombres de negocios aspiran a transformar la pobreza en riqueza, la escasez en abundancia. Para los alquimistas la “piedra filosofal” fue un asunto lindante con la magia; el título del libro de Soros sugiere que algo prodigioso acompaña siempre la creación de riqueza económica. En las últimas décadas, varios físicos atómicos han confirmado la posibilidad teórica de convertir átomos de un metal en átomos de otro. Desde hace un año, Soros no deja de hacer pronósticos, como si fuese un Nostradamus de la economía.

Soros ha hecho declaraciones sobre las dificultades de la Comunidad Económica Europea y pronosticado la desaparición del euro. Todo cuanto él diga o escriba merece ser oído y leído. Ahora ha dicho que la tercera guerra mundial está a punto de comenzar. Según parece, en el mundo hay demasiadas “cosas sueltas” que los países ricos no logran controlar. Hay países pobres que desean producir cohetes y bombas; y hay naciones que han crecido desmesuradamente.

Otras, se han endeudado, también desmesuradamente. La paz es un equilibrio inestable que puede romperse si las piezas del rompecabezas cambian de posición drásticamente. La China es ahora más poderosa; varios países compran actualmente enormes cantidades de oro para aplicarlas a sus reservas monetarias. Sociedades acostumbradas al bienestar, a la estabilidad económica y al empleo duradero, no aprecian la austeridad. ¿Podrían oros de riqueza trocarse en plomos de miseria?

 

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