Nostálgica, hablé de las temporadas en nuestras vidas. Dependiendo de las latitudes, son más o menos. En el hemisferio norte, son más. Aquí son dos. Debemos educar al pueblo dominicano contra una insidiosa campaña de desinformación. No existen las temporadas de Vieja Belén, de Carnaval, de Semana Santa, de Día de las Madres, de los padres, de los muertos, del Ejército y de la Policía, sin hablar del Espíritu Santo. Todas éstas se las inventaron los mortales que viven por estas tierras. Más fiestas no caben en nuestro calendario.

Y podemos preguntarnos:

¿Quién nos obligó a diseñar edificios con climatización integral, sin tener en cuenta el clima, el precio del petróleo y de los combustibles en general?

¿Quien nos obligó a poner ropa apretada sin tomar en cuenta la humedad, las enfermedades de la piel de nuestro medio, cuando los hindúes, los árabes tienen la suya adaptada a su clima?

¿Quién nos obligó a desrizarnos sin tomar en cuenta la genética y la humedad de nuestro clima por eso, las mujeres se ponen una funda plástica en la cabeza cuando llueve?

¿Por qué no sabemos que somos tierra tropical, sísmica y de ciclones?

¿Por qué se mantiene el pueblo  tan ignorante, que empieza a peregrinar porque alguien diseñó una virgen en una palma del país? me lo pregunto y más me lo pregunto más olvido la pregunta, porque sé que  el pueblo un día encontrará la respuesta. Mientras tanto, los ayudo, tenemos dos temporadas, una ciclónica y la otra de sequía, que deben regir nuestras vidas; la otra,  la temporada navideña no existe en climatología A estos adictos de ágapes y fiestones que sucumban al Rey Consumo, que no olviden que hasta diciembre  la Tierra nos puede sorprender. Olga llegó con Noel sin que nadie los invitara. Hay que crear, entre otras, una cultura relacionada con la climatología; así de sencillo.