Los exámenes son una pesadilla para los estudiantes. Cuando llega la fecha de examinarse los alumnos sienten que le falta tiempo, por lo que entran en un estado de pánico y ansiedad. A continuación ofrecemos algunas soluciones para rendir más, con menor esfuerzo.
EFE. Reportaje
El éxito en los exámenes no depende solamente de la capacidad intelectual o el nivel de los conocimientos adquiridos, sino también de la forma en que se estudia y del ambiente y los momentos elegidos para estudiar, que pueden tanto estimular y facilitar el aprendizaje como trabarlo o dificultarlo.
Lo mejor es estudiar siempre a las mismas horas y en el mismo lugar, con la habitación ventilada y la ventana abierta de vez en cuando, si la meteorología lo permite, para que se renueve el aire, ya que el rendimiento del cerebro es sensible al nivel de oxígeno, explica la psicóloga clínica y pedagoga Marichu Hidalgo.
También es aconsejable aislarse de los ruidos, incluida la música, sobre todo si es estridente, rápida y cantada, ya que además de aumentar el nerviosismo y la ansiedad, la letra de las canciones se cuela en la mente y puede interferir con las palabras que se intentan asimilar. En todo caso puede acompañarse el estudio con una música muy tranquila, suave y relajante, que no distraiga.
Aunque siempre es preferible estudiar con luz natural, la cual es más relajante y uniforme, si la iluminación es artificial, lo ideal es combinar una luz indirecta que ilumina toda la estancia, con un foco centrado en la mesa, preferiblemente con una bombilla azulada que cansa menos la vista.
Suele creerse que estudiar en un habitación a oscuras, con un potente foco sobre la mesa -al estilo partida de póker- facilita la concentración; sin embargo, este tipo de iluminación intensa y focalizada provoca a la larga más fatiga, al igual que los fluorescentes, que también se desaconsejan para el estudio.
Antes de comenzar a estudiar, es conveniente planificar el tiempo de que se dispone hasta el día del examen y dedicar unos minutos en elaborar un calendario y horario de estudio.
Primero planificar, después estudiar. No se trata de una pérdida de tiempo, sino de una de las mejores formas de invertirlo, ya que además de aprovechar mejor el tiempo, se consigue la sensación de que es el alumno o estudiante el que controla la asignatura que se estudia y no a la inversa.
Hay que marcarse objetivos de estudio que se puedan cumplir, porque resulta inútil y frustrante marcarse metas tan ambiciosas que resulten inalcanzables. Si un día no se ha estudiado las horas previstas, hay que compensar la situación, recuperándolas en la siguiente jornada, señala Hidalgo.
Si bien cada persona funciona mejor en determinados momentos del día, debido a sus particulares ritmos biológicos, en general la mejor hora para dedicarla al estudio o cualquier tipo de aprendizaje es la mañana, cuando el cerebro está más receptivo y fresco después del reparador descanso nocturno.
Es preferible reservar para las primeras horas del día los temas de estudios más difíciles, dedicando las tardes al repaso. Salvo casos de emergencia, no es conveniente estudiar de noche, porque en esos momentos todo el organismo está preparado para dormir y descansar, y su funcionamiento se ralentiza naturalmente, debido a la acción de una serie de hormonas.
Tampoco conviene pasarse horas y horas sin moverse de la silla, lo cual entumece el cuerpo y la mente; es mejor realizar pequeños descansos y dar un breve paseo periódicamente, para reactivar la circulación sanguínea, que oxigena el cuerpo y también el cerebro, para recuperar la concentración y la vitalidad.
Lo más adecuado para el aprendizaje consiste en estudiar con la espalda recta y las piernas dobladas en ángulo recto, y de 45 a 50 minutos.
Las claves
1. La iluminación
Aunque es preferible estudiar con luz natural, si la iluminación es artificial, lo ideal es combinar una luz indirecta que ilumina toda la estancia, con un foco centrado en la mesa, preferiblemente con una bombilla azulada.
2. Período de estudio
Planificar el tiempo de que se dispone hasta el día del examen ayuda a aprovechar mejor las horas y da la sensación de que es el alumno quien controla la asignatura que estudia y no a la inversa.
3. La posición
Lo más adecuado es estudiar con la espalda recta y las piernas en ángulo recto, de 45 a 50 minutos y descansar de 5 a 10 minutos, con una temperatura promedio que vaya de los 18 a los 22 grados centígrados.