Las trufas son de esos alimentos que junto al caviar, el azafrán y el café de Civeta forman la lista de los alimentos más costosos. Su precio es realmente excesivo.
Consumir un plato que contenga trufas es un lujo que no todos se pueden dar, pues un kilo de este hongo puede llegar a costar casi 3000 euros.
Desde siempre fue un alimento preciado en la cocina francesa, española e italiana y actualmente son cada vez más requeridas en los mejores restaurantes y platos de todo el mundo.
Pero, ¿ qué hace que el hongo comestible más fino y deseado del mundo sea tan costoso? Las hipótesis son varias. Su escasez, el tiempo que lleva cultivarlo, la tarea artesanal de la cosecha y la necesidad de esperar años para su primera producción, entre otros, son factores que hacen que su precio sea tan alto.
La búsqueda y recolección de este hongo se hace de una manera muy particular. Antiguamente se hacía mediante cerdos adiestrados, pero resultaba que cuando encontraban el alimento se lo comían. Actualmente se utilizan perros entrenados que escarban en el suelo para su localización, los cuales son premiados luego de encontrar el peculiar manjar.
Su penetrante sabor y olor permite la efectiva recolección. Su forma es irregular, pero redondeada, y crece tan pequeña como una nuez o tan grande como una papa.
Se suele dar una vez al año, durante el invierno, y en climas medianamente fríos con algo de altitud.
Los mayores productores de este hongo están localizados en algunas regiones de Italia, Francia y España.
En la cocina tiene diversos usos, pero por lo general se utiliza como condimento, gracias a su intenso sabor y olor. Los chefs suelen utilizarla rallándola o fileteándola sobre el plato ya terminado.
También es ideal para potencializar los sabores de salsas, pescado, carnes, pasta, risotto, huevo, queso, sopa, canapé y hasta postres variados.
Algunos restaurantes del país aseguran tener entre sus menús uno que otro plato que contiene este delicado producto.