Trujillo es como la cotorra

Trujillo es como la cotorra

Los años 1959 1960 fueron testigos de la alta intensidad que alcanzó el conflicto que enfrentaba a Trujillo con el Presidente de Venezuela Rómulo Bentancourt, desde la década del 40, donde el asilo político de trece ciudadanos dominicanos en la Embajada de Venezuela en 1959 provocó, entre otros factores, la ruptura de relaciones diplomáticas con dicho país, accediendo Ecuador a hacerse cargo de los intereses venezolanos y los trece asilados.

También llegaron a Caracas otras personas que se habían asilado en diferentes Embajadas, como fue el caso de Mario Read Vittini en la de Brasil, el cual a su llegada a Caracas, se reunió con Don Juancito Rodríguez, uno de los pilares, junto a su familia, de la lucha de los exilados contra la dictadura de Trujillo.

Don Juancito Rodríguez, veterano de la lucha contra la dictadura de Trujillo, lo había sacrificado todo, incluyendo el patrimonio de su familia, financiando las expediciones de los exilados dominicanos, sintiéndose obligado frente a la nueva generación de exilados políticos que llegó a Caracas, Venezuela, a aconsejar a los recién llegados, sobre los métodos de lucha contra la dictadura dominicana y el cuidado que había que tener, en vincularse y participar con determinadas personas, para combatir el régimen de Trujillo.

Cabría recordar, a propósito de los exilados que se acogieron a la protección de embajadas extranjeras, que la dictadura de Trujillo, había denunciado desde 1954, la Convención Sobre Asilo Diplomático de La Habana (1928) y la de Montevideo (1933), alegando el supuesto abuso de esos instrumentos que protegían el derecho de asilo.

El hombre que el doctor Mario Read Vittini tenía delante, Don Juancito Rodríguez, se había ganado ya el rango de general, siendo sus propiedades confiscadas, cuando por enfrentar a Trujillo, abandonó junto a su familia el país, escogiendo el amargo camino del exilio.

En la reunión con el doctor Read Vittini, Don Juancito Rodríguez, como hombre de campo y hacendado que era, inició su conversación señalando que «Trujillo era como la cotorra», utilizando un símil que explicó de la siguiente manera.

Según Don Juancito Rodríguez, a él le gustaba tanto la carne de cotorra, que adquirió una escopeta que tenía un cañón de un largo especial, porque las cotorras se posaban normalmente, en árboles muy altos al atardecer, en la copa de los mismos.

Don Juancito, explicó también en detalle, su participación en todas las luchas, campañas y expediciones contra la dictadura, cerrando cada explicación de esos capítulos de la historia de los exilados, con la frase «Trujillo es como la cotorra», lo que ya tenía intrigado al doctor Read Vittini, inquiriendo éste último, que cuál era el significado de esa expresión.

Fíjese, sentenció Don Juancito Rodríguez cuando yo le apunto a la cotorra, lo hago a la pechuga y nunca fallo el tiro! Pero vea usted, agregó, la cotorra, aún herida, cae hacia delante y se queda agarrada con las patas. No cae al suelo. Para tumbarla hay que hachar el árbol! Trujillo está tan agarrado del poder, que para tumbarlo hay que darle hacha al árbol del poder! Cerrando sus consejos al doctor Read Vittini, con la frase que tantas veces había repetido en esa histórica reunión: Por eso es que yo digo, que Trujillo es como la cotorra!

El sacrificio supremo de Don Juancito Rodríguez y su familia, fue ofrendar a su hijo, el Dr. José Horacio Rodríguez, como jefe de la expedición que vino al país por Constanza, Maimón y Estero Hondo, el 14 de junio de 1959.

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