Trujillo inverosímil

Trujillo inverosímil

POR GERMAN MARTE
En la era de Trujillo ocurrieron cosas tan absurdas e inverosímiles, que de haber sido incluidas en la novela «La fiesta del chivo» hubieran resultado «inaceptables» para el lector, afirmó Mario Vargas Llosa, autor de la obra.

El laureado escritor peruano, de visita en el país para el estreno de la película basada en su novela sobre la tiranía de Trujillo, dijo, sin embargo, que ni el libro, ni la película traicionan una realidad «tan dura, tan sacrificada y tan heroica como fue lo ocurrido en la era de Trujillo». Subrayó que el tirano tenía una vocación histriónica y por eso convertía actos oficiales en ceremonias teatrales, en espectáculos.

«Algunos hechos ocurridos durante la era de Trujillo no pudieron ser incluidos en la novela porque eran inverosímiles, eran tan disparatados, tan absurdos –sobre todo por esa vocación histriónica de Trujillo, que le gustaba montar unos espectáculos tan absurdos- que si se contaban en la novela hubieran resultado inaceptables para el lector, como exagerados e inverosímiles», reiteró Vargas Llosa al ser entrevistado en el programa «El gobierno de la mañana», que se difunde por la emisora radial Z-101.

Pese a ello, sostuvo el autor de «La fiesta del chivo», en lo general, tanto la novela como la película respetan la historia, aunque no en las apariencias, en las que tanto la película como la novela se toman libertad, como obras de ficción, y donde la fantasía y la imaginación prevalecen sobre lo histórico, pues de lo contrario sería un libro de historia o un documental.

Adujo que las inexactitudes no sólo son lícitas, sino indispensables en una obra de ficción.

Expresó que «La fiesta del chivo» es una novela de ficción aún cuando se basa en hechos históricos, pero hay personajes inventados. «El libro está lleno de inexactitudes históricas, sin dudas, como lo es toda novela».

Empero, en lo esencial –afirma Vargas Llosa- no se ha falseado la realidad, no se ha mentido, «aunque muchas de las cosas que yo cuento no ocurrieron, todas pudieron haber ocurrido dentro de las coordenadas de la vida en la República Dominicana durante Trujillo».

Para los jóvenes será muy interesante contrastar la República Dominicana                                                                de hace medio siglo con la actual y ver, pese a las críticas, cuánto se ha progresado desde entonces, subrayó Vargas Llosa.

ACOGIDA

En cuanto a la acogida de la película, el escritor dijo que en Berlín fue excelente, lo mismo ha pasado en España y Perú, donde aún está en cartelera.

Sin embargo, está consciente de que la gran prueba es aquí en República Dominicana, «queremos ver cómo el pueblo dominicano valora este esfuerzo, para mostrar de una manera figurada, como lo hace la ficción, un pedazo de la historia de este país».

La semana pasada la gala premier de la película que es dirigida por Luis Llosa, primo del autor de la novela sobre Trujillo. Además de Vargas Llosa y Luis Llosa, en el estreno estuvieron presentes los principales protagonistas de la cinta: Isabella Rosellini, Toma Milian, Paul Freeman y Juan Diego Botto. Y los actores dominicanos que participaron en la película, entre ellos Pericles Mejía, Liliana Díaz, Guillermo Cortines, Alfonso Rodríguez, Frank Perozo y Nurín Sanlley.

 

UNA ANGUILA

Durante los tres años que estuvo en el país investigando para escribir la novela, Vargas Llosa visitó tres veces al doctor Joaquín Balaguer, y le preguntó si sabía de la trama para matar al dictador, pero este le dijo que no, sino que un médico (Durán Barreras) que a veces lo atendía sí sabía.

«Pero usted sabe, el doctor Joaquín Balaguer era una anguila para escaparse de las preguntas incómodas. Se escapaba con gran habilidad y no había manera de sujetarlo cuando él no quería», afirmó Vargas Llosa.

Subrayó que le hizo varias preguntas incómodas para ver si sabía de la conspiración que culminó con el tirano, pero todas las evadió.

TODAS IGUALES

En sentido general, según Vargas Llosa, todas las dictaduras son iguales y dejan consecuencias desastrosas para sus pueblos, de las que cuesta mucho librarse cuando ya han desaparecido.

Sin embargo, al ser consultado sobre la búsqueda de una «mano dura» que se da hoy en algunos pueblos, el novelista dijo que se trata de un fenómeno «comprensible».

«Es natural en latinoamericanos que se sienten frustrados con los sistemas democráticos, donde hay violencia callejera, criminalidad, robos, asaltos», respondió.

Indicó que ingenuamente muchos piensan que un gobierno autoritario, de un caudillo con mano dura, puede hacer desaparecer todos los problemas.

«La realidad es que no es así. Tenemos pruebas sobradas en República Dominicana, en Perú y el resto de América Latina, de que los gobiernos autoritarios no resuelven el problema, sino que al contrario los aumentan, y si a veces disminuye la criminalidad, aumentan los atropellos a los derechos humanos y la corrupción», subrayó.

No obstante, el autor de «La ciudad y los perros», considera que no se puede evitar la «reacción ingenua» que viene de la frustración y la desesperación, la nostalgia de los dictadores, y por eso hay que abrir una batalla para abrir los ojos de los latinoamericanos y recordarles que todas las dictaduras –sin excepción- son infinitamente peores que los sistemas democráticos, aunque estos sean imperfectos.

TEME A HUMALA

Vargas Llosa dijo que le preocupa mucho un posible triunfo del ex coronel Ollanta Humala. «Si el comandante Ollanta Humala es elegido presidente será una gran desgracia para Perú y para América Latina, porque tendremos a un discípulo de Hugo Chávez que probablemente empujará al Perú por la misma vía catastrófica que está empujando Chávez a su país», manifestó el escritor.

Si finalmente gana Humala, según Vargas Llosa, la democracia quedará deteriorada o destruida y se instalará un gobierno militarista, nacionalista, que cerrará las fronteras económicas del Perú a las inversiones «e introducirá seguramente la censura de prensa, si es que no confisca todos los diarios, la radio y las estaciones de televisión, como lo hizo su maestro, el dictador Juan Velasco Alvarado, al que el comandante Humala proclama como su guía y su mentor».

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