Ya Donald Trump es presidente electo de los Estados Unidos y ahora veremos cómo andarán las amenazas al sector del automóvil.
En su campaña electoral el electo Presidente anunció unos aranceles más elevados para aquellos autos producidos fuera de Estados Unidos, y cuando lo declaró sabía bien lo que decía.
Durante los últimos años, las principales marcas automovilísticas han construido importantes centros de producción en México, llevándose hasta allí inversiones millonarias debido a un menor costo de producción y a los acuerdos comerciales que rigen entre los dos países.
Para volver a incrementar el trabajo en su país, Trump ya ha comunicado que entiende revisar los acuerdos comerciales entre los dos países e imponer un arancel de un 35% a los autos fabricados afuera de Estados Unidos.
Sin ir más lejos, hay varios fabricantes de autos que recientemente anunciaron inversiones millonarias en dólares en México para aprovechar esos acuerdos comerciales y vender en el país de estrellas y rallas. Con ese anuncio habrá que ver si las marcas tendrán el deseo de invertir en el país ‘gringo’ o fabricar directamente en Estados Unidos para evitar problemas.
Eso sí, si lo de Trump procede, EE.UU. volverá ser rentable.
La atracción que han sentido los fabricantes de autos por México lo han llevado a realizar unas inversiones millonarias que superan los 15.000 millones de dólares en muy poco tiempo, poniendo al país azteca como el séptimo mayor fabricante de autos del mundo. Las ideas de Trump para sus votantes de Michigan –donde residen Ford, General Motors y FCA y donde ganaron los republicanos– quieren revertir las inversiones de inmediato o al menos, empezar a sacar tajada de la misma.
La bolsa no ha tardado en penalizar a todas estas marcas y la asociación de fabricantes alemana VDA ha emitido un comunicado advirtiendo a los Estados Unidos del riesgo que implicaría para todos convertir en nada todos los últimos tratados de comercio internacional. El pulso está echado.