En “Psicología del gesto”, Charlotte Wolff describe el significado psicológico de la mano derecha e izquierda, explicando que, en la mayoría de los individuos -normales o no- las líneas accesorias del pliegue de la mano son más numerosas en la izquierda que en la derecha y que esto puede explicarse por la preferencia a usar la izquierda en movimientos inconscientes. Dado que la mano izquierda está bajo control del hemisferio derecho en las personas que usan la derecha para movimientos voluntarios, puede deducirse que este hemisferio está más ligado a los impulsos emocionales que a los voluntarios, como sugiere Werner Wolff en “The Experimental Study of Forms ofExpression”.
No se queda Werner Wolff en el estudio de las manos, sino que ha observado que los dos lados de la cara presentan fisonomías distintas. Reporta que en uno de sus experimentos le mostraban a los participantes fotografías de perfil o partidas por la mitad y los sujetos reconocían su lado izquierdo como propio, y rara vez el derecho, de lo que dedujo que es el izquierdo refleja la imagen que uno tiene de sí mismo (o cómo se imagina a sí mismo), mientras el derecho refleja cómo lo ven los demás.
El doctor Robert Flies, médico judío alemán, creía que las mujeres o los hombres cuyo lado izquierdo estaba más desarrollado tienen un elemento del sexo opuesto. La asimetría del rostro es particularmente notable en muchos individuos creadores, y Flies menciona a Goethe, Beethoven y Bismarck como ejemplos.
Puede que la tensión que producen las reacciones emocionales esté determinada por un conflicto continuo entre tendencias opuestas y congénitas y que la tendencia menos desarrollada o reprimida sea la que rige los impulsos subconscientes. Los movimientos inconscientes a que me refiero no son los gestos en que intervienen las manos, preferentemente la derecha, como cuando un orador enfatiza sus afirmaciones, sino los que no son de tipo reflejo.
He estado pensando en todo esto mientras pienso en Donald Trump y el gesto que forma su boca continuamente. ¿Qué podemos esperar?
Analistas de la conducta ya han dado algunos detalles. Hablando de su clásico “puchero agresivo” dicen que éste (cito) “revela una actitud combativa y un estado de ánimo beligerante. La forma de sus labios cuando habla dibuja una especie de trompeta, que amplifica el sonido que emana de su boca. Como una llamarada, que refleja: ‘Estoy aquí y soy poderoso’. De los animales terrestres, el más ruidoso es el mono aullador, que coloca sus labios de igual manera”. Hasta aquí la cita tomada de un artículo publicado el 20 de enero en el diario “La Prensa” de Honduras, donde psicólogos y analistas de comunicación y lenguaje corporal analizan varios detalles de este señor, entre ellos su peinado, que acentúa el lado izquierdo de su rostro, que suele ser el más emotivo y expresivo, transmitiendo-según ellos- sinceridad y confianza.
Hay que pensar que tener en el poder a una persona altamente emocional, y cuya arrogancia ha quedado demostrada con su manejo en el tema del muro, al señalar que será construido y que los mexicanos, sépanlo o no, pagarán por él (un nivel de arrogancia que ni siquiera presidentes y jefes de Estado considerados arrogantes y “dueños del mundo” han sido capaces de expresar), puede traer consecuencias funestas.
No solo hacia fuera de su país, sino también al interior del mismo.
Una situación insólita.