El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer la designación de su yerno, el magnate inmobiliario y editor Jared Kushner, como alto consejero de la Casa Blanca, ignorando varios cuestionamientos legales y éticos. «Jared ha sido un activo tremendo y un asesor de confianza durante la campaña y la transición, y estoy orgulloso de tenerlo en un rol de liderazgo clave en mi gobierno», dijo Trump.
Kushner, un judío ortodoxo que cumplirá 36 años este martes y está casado con la hija mayor de Trump, Ivanka, con quien tiene tres hijos pequeños, se convertirá así en el alto consejero más joven del nuevo gobierno. Varios analistas indican que su designación puede violar la ley federal de nepotismo y plantear conflictos de interés entre sus negocios y su trabajo para el gobierno. Para enfrentar las polémicas, ya ha contratado a un equipo de abogados. Jamie Gorelick, uno de ellos, afirmó ayer que Kushner renunciaría al cargo de presidente de su grupo Kushner Companies, con sede en Nueva York, y «desviaría activos sustanciales de acuerdo a reglas federales».
«Kushner está determinado a respetar las leyes federales estadounidenses en materia de ética y estamos en contacto con la oficina federal de ética gubernamental sobre las medidas a adoptar», dijo Gorelick. Kushner lidera una vasta empresa inmobiliaria, heredada de su padre.
Proprietario también de una revista inmobiliaria y de un semanario destinado a la élite de Manhattan, Kushner ganó la confianza de su suegro al manejar con destreza su campaña en las redes sociales. Bajo su liderazgo, Kushner Companies ha completado más de 14,000 millones en transacciones y 7,000 millones en adquisiciones desde 2007. Con su hermano, Kushner también co-fundó compañía inversiones.