El expresidente y candidato presidencial del Partido Republicano, Donald Trump, ha tenido una racha de “momentums” desde el pasado mes de junio, luego del primer debate presidencial organizado por CNN, donde enfrentó al actual mandatario y candidato del Partido Demócrata, Joe Biden.
Desde ese día, una avalancha de solicitudes de renuncias recaen sobre la candidatura de Joe Biden; cuestionamientos sobre su estado cognitivo; su salud física, entre otros, al parecer pusieron la candidatura del veterano político demócrata en jaque. Para colmo, los goles de su contrincante, no paraban. El pasado dos de julio, la Suprema Corte de Justicia emitió una sentencia donde básicamente establece que los Presidentes tienen inmunidad de persecución criminal para actos oficiales durante sus mandatos. El dictamen del máximo órgano judicial de Estados Unidos surge a raíz de una demanda del equipo legal del ex presidente Trump, donde solicitan le sea reconocida dicha inmunidad, luego de que el ex mandatario fuera sometido a la justicia en diferentes instancias judiciales tras su salida del poder.
La decisión de la Suprema Corte prácticamente frenó varios de los procesos judiciales que eran llevados contra Trump, pues los jueces debían analizar la sentencia antes de emitir sus veredictos, como es el caso del proceso que se lleva por la supuesta “compra” del silencio de una actriz de entretenimiento adulto.
Como si fuera poco, Trump sobrevive el pasado sábado un intento de asesinato en medio de un mitin en Pennsylvania. La bala del rifle del asesino le rozó la oreja, y logró salir del lugar de los hechos sin mayores riesgos. Lamentablemente fallecieron otras dos personas.
La escena revivió en mi memoria la serie 24, específicamente la primera temporada, donde la trama se basaba en una conspiración para asesinar a un candidato presidencial. Aunque algunos presidentes norteamericano han sido asesinados, y otros han sufrido intentos de serlo, creo que lo visto en ese rally de la campaña de Trump es lo más parecido a la icónica serie de la década del 2000.
Este hecho marca un antes y un después no solo en la vida de Trump, pero también en esta campaña política. De repente las presiones sobre Biden bajaron. De alguna manera la clase política se unió y fue solidaria con Trump y su familia. Quedan muchas dudas del hecho, de la actuación del Servicio Secreto y de las autoridades policiales locales. Pero el Trump que surgió de un escenario con sangre en la cara y el puño levantado quedará recordado en la historia como el hombre “invencible”. No ha podido la justicia, ni la prensa, ni sus contrincantes internos. Ni siquiera han podido asesinarlo.