LA HABANA — El anuncio del presidente Donald Trump de una política más severa hacia Cuba deleitó a los sectores radicales de la isla que aseguran dejó al desnudo las intenciones de mucho tiempo de Estados Unidos de imponer su voluntad sobre la isla y justifica su desconfianza frente a Washington.
Asimismo, el discurso del mandatario estadounidense el viernes ante exiliados cubanos en Miami consternó a los moderados de la isla que trabajaban a favor de un mayor acercamiento con Estados Unidos pero ahora temen que su asociación con una política norteamericana de abierta hostilidad contra el sistema comunista pudiera hacerlos vulnerables.
Trump y los legisladores cubanoestadounidenses que ayudaron a diseñar la nueva política afirmaron que la medida bloqueará el flujo de dólares estadounidenses hacia empresas vinculadas con las fuerzas militares cubanas y lo direccionará hacia negocios independientes con el propósito, de largo plazo, de derrocar al gobierno del presidente Raúl Castro.
Miembros de la sociedad civil independiente de Cuba, aunque pequeña pero dinámica, expresaron sus temores de que la nueva política estadounidense cause más perjuicios que beneficios.
“No creo que (Trump) vaya a ser amigo de los emprendedores” dijo a la AP el sociólogo Ángel Rodríguez, de 27 años, quien trabaja con la Iglesia católica en programas de capacitación empresarial. “Los emprendedores se lo han ganado de enemigo”.
“Con esta política aleja a los emprendedores del Estado y esto podría abrirles fuego ahora…y podrían verse debilitados”, agregó Rodríguez.
Los nuevos lineamientos de Trump no tocaron aspectos cruciales de los cambios dispuestos por Obama como el pleno funcionamiento de las embajadas en Washington y La Habana y la continuidad de los servicios de cruceros y aerolíneas estadounidenses a Cuba, aunque aumentó las restricciones a los estadounidenses que viajen a la isla al obligarlos a que lo hagan en grupos, y prohíbe los pagos a compañías vinculadas con las fuerzas militares cubanas.
Cuando el anterior presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció el restablecimiento de relaciones con Cuba en 2014, centenares de habitantes se sintieron más alentados a emprender proyectos de prensa, negocios desde paladares hasta la hostales; y culturales fuera del control estatal –una tendencia que había empezado en lo económico al amparo de una apertura iniciada por Castro desde 2010– pero en el marco de la ley, en contraste con las tácticas de confrontación directa de los pequeños grupos disidentes de la isla.
Algunos de esas iniciativas nuevas enfrentaron intensas presiones durante el proceso de distensión, en especial después de la visita de Obama en mayo de 2016 a la isla. A pesar de las críticas enconadas y los ataques personales, la mayoría de esos emprendimientos continúan funcionando y muchos con cierto apoyo de particulares y fundaciones estadounidenses, lo que habría sido imposible antes de la restauración de los lazos diplomáticos.
Algunos dirigentes cubanos y sus simpatizantes consideraron la política de Obama un intento para inducir a Cuba en un coma de confianza y socavar los cimientos del sistema comunista, que se basa en parte en el control de muchos aspectos de la sociedad y la cooptación de grupos desde defensores de los derechos de los animales hasta la industria cinematográfica.
El discurso hostil de Trump hacia el gobierno de Castro y el literal gran abrazo escénico –de una encendida retórica– que extendió a los exiliados cubanoestadounidenses y a los disidentes cubanos desenmascaró las verdaderas intenciones de Estados Unidos hacia Cuba y facilitó al gobierno que inculque la unidad en toda la sociedad isleña, dijeron el sábado personalidades progubernamentales.
“Ante sus palabras el pueblo de Cuba se levanta en pie y con la bandera en alto, canta su himno de guerra”, dijo Jennifer Bello Martínez, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria, en Facebook. Ella con sus 25 años es la integrante más joven del poderoso Consejo de Estado de la nación caribeña.
El analista y columnista progubernamental y severo detractor de Obama –a quien consideró una suerte de lobo vestido de cordero–, Iroel Sánchez, también fue contundente sobre el discurso de Trump: “Yo que el gobierno cubano pondría el discurso en las escuelas, lo transcribiría y…haría una copia para cada cubano. No hay que hacer más para que la revolución dure 200 años, creo que eso hay que agradecérselo”.
“En una hora sí le enseñó a los cubanos cómo funciona la política en los Estados Unidos…El efecto de esta política es que va a fortalecer el liderazgo revolucionario y le va dar la razón”, señaló Sánchez.
Entre las pocas personas en la isla que elogiaron a Trump se contó Berta Soler, dirigente del grupo disidente Damas de Blanco. Soler señaló que el gobierno cubano le impidió viajar a Miami para asistir al discurso de Trump.
“Siempre el régimen cubano va a tener un pretexto para echarle la culpa al gobierno norteamericano, es algo enfermizo”, indicó Soler. “Después del deshielo el pueblo se sintió esperanzado pero no hubo cambios. Las relaciones deben ser condicionadas”.
Uno de los proyectos más criticado aunque tolerado que surgió en la isla desde el restablecimiento de las relaciones fue Cuba Posible, un grupo de estudios y revista digital con un amplio espacio de reflexión y diálogo sobre el futuro de la nación caribeña. Sus fundadores viajan con frecuencia al exterior, incluso para asistir a conferencias en Estados Unidos.
“Este posicionamiento del presidente Trump se inserta, nuevamente, en la vieja política de presión y asfixia sobre el pueblo cubano. Esto constituye una continuación de las antiguas dinámicas de confrontación que resultan inmorales, injustas e ilegítimas”, escribieron de manera conjunta los fundadores Lenier González y Roberto Veiga de Cuba Posible en un comunicado el sábado.
El gobierno cubano dio en estos dos días una amplia cobertura al discurso de Trump en la prensa oficial. Un joven periodista de un medio estatal que se describió como leal al gobierno pero interesado en ver cambios más amplios y veloces dijo a AP que el régimen consideró el discurso de Trump como “el mejor curso de antiimperialismo que se podría hacer”
“Es el sueño de la línea dura aquí”, expresó el periodista que solicitó el anonimato porque no estaba autorizado a hacer declaraciones a la prensa extranjera. “Ha logrado unir la izquierda y el centro en Cuba”