Ubi Rivas 
Ubi Rivas.
El presidente de EEUU, Donald Trump, frenó el proyecto de modificar la Constitución dominicana para posibilitar la reelección del presidente Danilo Medina, volcando una lata de agua al efervescente escenario político que enerva el sosiego ciudadano y sabotea y afecta el desempeño económico.
Los medios de comunicación vernáculos del día doce del mes insertaron la noticia proveniente del canciller de EE UU, Mike Pompeo, conversando vía telefónica con el presidente Medina, reconviniéndole respetar la Constitución, preservar las instituciones democráticas y el estado de derecho.
Era precisamente todo lo contrario que apañaba el presidente Medina con su obtuso proyecto reeleccionista, impulsado por el pivote del miedo a la judialización y el instinto del odio a escala purpurina que profesa a su compañero y presidente del PLD, el expresidente Leonel Fernández, de quien he advertido desde hace tiempo, será el próximo presidente de la República.
El presidente Trump, expresándose mediante su canciller Pompeo, se decanta por respetar las instituciones troncales dominicanas con los soportes informativos confidenciales de su representante en RD, embajadora Robin Bernstein, a su vez, por percepciones que flotan en el ambiente y los análisis del equipo político de su embajada.
Elemental resulta discernir que el gobernante estadounidense opta por cuestionar el proyecto reeleccionista del presidente Medina como evidente pase de factura por iniciar relaciones diplomáticas con Pekín, más el nivel de confrontación intrapartido, la oposición, el CONEP, iglesias Católica y Evangélica, temiendo un estallido social y descarrilar el tren de la gobernanza y sus imprevisibles consecuencias, en un área geopolítica estratégica para los intereses del imperio, que con Cuba, Venezuela y Nicaragua, es suficiente.
