El primer día de la visita oficial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la India dejó ayer dos imágenes diametralmente opuestas- la del baño de masas del dirigente estadounidense en Ahmedabad (oeste), y disturbios en Nueva Delhi que dejaron al menos un policía muerto.
En Ahmedabad, Trump disfrutó de una multitudinaria acogida, con miles de personas que lo escoltaron desde el aeropuerto hasta el estadio de Motera, “el estadio de críquet más grande del mundo”, entre decenas de carteles junto a su anfitrión, el primer ministro indio, Narendra Modi. “Namaste Trump”, anunciaban las pantallas, carteles y las gorras que protegían del punzante sol a los más de 100,000 asistentes.
La recepción, una de las mayores ofrecidas en este país a un mandatario extranjero, fue recompensada por Trump con continuos elogios hacia su “amigo” Modi, del que recordó sus orígenes humildes.

Trump aprovechó también ese contexto único para anunciar la venta a la India por valor de US 3,000 millones de los “helicópteros más avanzados” y otro material militar.
El presidente estadounidense estuvo acompañado por la primera dama, Melania Trump, además de su hija y asesora Ivanka y el esposo de ésta, Jared Kushner, como parte de una delegación de 12 personas con el foco puesto en la economía, en un año de fricciones comerciales.
Más allá del buen entendimiento entre ambos líderes, la India y EE.UU. chocaron recientemente en la imposición de tasas arancelarias o la decisión estadounidense de retirar en junio al país asiático del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP). Pero durante su intervención Trump dio a entender que la India y EE.UU. firmarán un acuerdo especialmente importante, aunque no durante este viaje.