Trump opta por la prudencia en su gira internacional

Trump opta por la prudencia en su gira internacional

BRUSELAS. Para su primera gira internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha optado por la cautela en lugar de su característico caos habitual.

Las divagaciones de madrugada en Twitter que a menudo zarandean a Washington han desaparecido durante el viaje de Trump por Oriente Medio y Europa. El presidente ha cambiado su estilo de declaraciones improvisadas por comentarios cuidadosamente preparados. Y con la mayoría de la prensa que viaja con él a una distancia prudencial, las posibilidades de presionarlo sobre las polémicas de su gobierno se reducen de forma drástica.

Parece probable que el presidente concluirá su viaje de nueve días sin celebrar una rueda de prensa convencional, a diferencia de otros viajes presidenciales al extranjero. Eso le ha permitido evitar la continuada cascada de revelaciones sobre sus interacciones con el destituido director del FBI James Comey y las investigaciones federales sobre los posibles lazos entre su campaña electoral y Rusia.

Además, esta estrategia no deja ocasiones reales de forzar al presidente a ir más allá de sus declaraciones preparadas sobre algunos de los temas más complejos del viaje, como la posibilidad de reactivar las conversaciones de paz de Oriente Medio o un refuerzo de las alianzas regionales para combatir el terrorismo.

La Casa Blanca está entusiasmada con los resultados del viaje hasta ahora y satisfecha de que sean las imágenes de Trump reunido con líderes mundiales, y no las impredecibles palabras del presidente, las que dirijan la narrativa.

La Casa Blanca no respondió a preguntas el miércoles sobre si podría ofrecerse una rueda de prensa en los últimos días del viaje, cuando se reúne con miembros de la OTAN y mandatarios europeos en Bruselas y con el G7 en Sicilia.

Jen Psaki, que sirvió como directora de comunicaciones de la Casa Blanca para el expresidente Barack Obama, dijo que cada equipo presidencial ha tenido que lidiar con el riesgo de que los acontecimientos en casa hagan sombra al mensaje de un viaje. Pero señaló que un presidente estadounidense que interacciona con la prensa fuera de su país también aporta valor.

“Nosotros siempre vimos las ruedas de prensa como parte de nuestro objetivo: enviar el mensaje en países sin una prensa libre, o con limitaciones sobre la libertad de expresión, de que Estados Unidos valoraba estas interacciones en ocasiones impredecibles como parte de la democracia”, señaló Psaki.

Tampoco es que Trump haya guardado silencio en su viaje de cinco paradas. En un discurso en Arabia Saudí pidió a los líderes árabes y musulmanes que hicieran más en la lucha contra el terrorismo, y en declaraciones el martes en Jerusalén pidió a israelíes y palestinos que volvieran a la mesa de negociaciones.

En ambas ocasiones, se ciñó al texto preparado, una rareza dada su costumbre habitual no sólo de salirse del guion, sino en ocasiones de cambiar radicalmente de tema.

Ha habido algunos traspiés, especialmente la decisión de Trump de responder a la pregunta de un reportero al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sobre las preocupaciones por la decisión de Trump de compartir con Rusia información clasificada obtenida por Israel. El presidente dijo que “nunca mencioné la palabra o el nombre Israel” en sus conversaciones con funcionarios rusos.

En una breve declaración improvisada en Jerusalén, Trump dijo a una delegación israelí que acaba de volver de Oriente Medio, a pesar de que Israel está en esa región. En un video de la escena se podía ver a Ron Dermer, embajador israelí ante Estados Unidos, reaccionar de forma clara al error.

Pero algunos de los mandatarios con los que Trump había previsto reunirse durante su viaje se habían preparado para situaciones mucho peores que un desliz ocasional del mandatario. En la sede de la OTAN, el equipo del secretario general, Jens Stoltenberg, le ha preparado para al posibilidad de que Trump pudiera intentar alguna maniobra efectista como entregar recibos a países miembros que no han alcanzado los objetivos financieros de la alianza, según una persona con conocimiento de los preparativos.

Trump ha criticado con dureza a los países de la OTAN que no gastan en defensa el 2% acordado de su producto interno bruto, y el secretario de Defensa, Rex Tillerson, confirmó que el presidente pensaba hacer presión en ese sentido. La persona familiarizada con los preparativos en la OTAN insistió en mantener el anonimato para comentar conversaciones privadas.

Los asesores de Trump rechazan de plano la idea de que la compostura del presidente en el extranjero sea el resultado de una intervención de miembros destacados de su equipo, señalando que el propio presidente es el responsable de su estrategia para su primer viaje al extranjero desde que asumió el cargo.

La última etapa podría ser la más difícil. Tras los cálidos recibimientos de los gobiernos de Arabia Saudí e Israel, Trump se reunirá con mandatarios europeos que siguen siendo escépticos sobre su estrategia poco tradicional de política y sus difusas posiciones políticas. El formato de las cumbres también pondrá a prueba la paciencia de Trump al requerir que pase horas encerrado en salas escuchando a sus homólogos de otros países.

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