Trump: ¿reencarnación de Adolf Hitler?

Trump: ¿reencarnación de Adolf Hitler?

El pasado lunes 30 se cumplieron 84 años del ascenso de Adolfo Hitler a la cancillería alemana. Había sido electo precariamente en unas elecciones amañadas y del disgusto del presidente el anciano y enfermizo Hindenburg. Hitler fue electo como la culminación de un proceso que su elocuente y atrayente verbo había conquistado al pueblo alemán. Este anhelante de olvidarse de la derrota de la I Guerra Mundial. Además estaban sumergidos en una profunda crisis económica.
El pueblo alemán eligió a Hitler atraído por su promesa de rescatar la gloria y orgullo patriota del pueblo ario. Ofrecía trabajo, restaurar el poderío alemán y una nueva visión social de la economía. Así mismo presentó sus credenciales antisemitas que ya lo había establecido en su famoso libro Mi Lucha. El pueblo alemán, embriagado por el verbo cautivante de su nuevo canciller y al estilo de la elocuencia de la post guerra, no asimiló el alcance de lo que ocurriría en un futuro cercano.
Hitler tan pronto asumió la cancillería inició una acelerada emisión de decretos que cambiaba todo el panorama anterior de lo que había sido su país. Eran medidas impactantes que alegraban y enardecían a un pueblo sumido todavía en la frustración de la derrota y en la bancarrota económica. Fue una forma de gobernar muy intensa y acelerada. Sin descanso emitía sus decretos y órdenes ejecutivas. Parecía que era poco el tiempo del que disponía para llevar a cabo sus planes de restaurar la grandeza alemana.
Cada día, después del 30 de enero de 1933, traía el anuncio de una nueva medida. Se descartaba todo lo antiguo y colocaba en los cargos a sus fieles seguidores. Además buscaba los mejores cerebros en el sector privado, entre ellos el que fuera el diseñador y director de operaciones para la fabricación del popular carro Volkswagen en forma de escarabajo que dura hasta nuestro días.
Con la muerte del anciano presidente Hindenburg en 1934 ya Hitler pudo asumir plenamente el gobierno como el Furher. Abrió las puertas para que Alemania se sacudiera de sus ruinas al dar inicio a un ambicioso y acelerado programa de construcciones e inversiones en el armamentismo. Así surgieron las famosas autopistas alemanas en hormigón, presas, industrias, hospitales, escuelas, un renovado y más gigantesco ejército y renovación de las ciudades que luego muchas serían destruidas en 1944 en el fragor de la II Guerra Mundial.
En menos de un año Alemania fue sacudida por la voluntad de un iluminado trastornado, que así como rescató a su país de la pobreza que sufría desde 1920, lo sumergió años más tarde en la tragedia de la humanidad que cobró cerca de unos 70 millones de vidas. Ya en 1934, con todo el poder que ya tenía, estableció sus campos de concentración donde fueron a parar miles de seres humanos que como los judíos fueron eliminados unos seis millones de ellos.
Mientras tanto había ocupado a Austria y luego la región de Las Sudettes en Checoeslovaquia bajo el no hacer nada de las potencias de entonces de las potencias de entonces Inglaterra y Francia. El día primero de septiembre de 1939 Hitler sumió al mundo en la tragedia de la II Guerra Mundial que hasta 1945 mantuvo al planeta en el fragor de la muerte.
Y el pasado 20 de enero de este año asumió la presidencia de Estados Unidos un millonario como político atípico. Al igual que Hitler, desde el mismo momento después de su juramentación emitió decretos y acciones ejecutivas que ya están dislocando a su país y al mundo.
Los decretos de Donald Trump, al igual que los de Hitler, fueron promulgados sin que se acabara el sonido de las felicitaciones y el reposo de los cubiertos de las últimas cenas. La opinión pública estaba asombrada tanto en la Alemania de 1933 como Estados Unidos de 2017 por la rapidez con que los flamantes gobernantes quería torcer el rumbo de sus países en tan poco tiempo. Estaban urgidos por alguna premonición de que su tiempo iba a ser corto y era necesario arrancar de una vez para que todo lo soñado y su impronta perdurara más allá de sus vidas.
El presidente Trump ha ordenado la construcción de un muro fronterizo con México, el control del visado a los musulmanes, los aranceles para los grandes fabricantes de vehículos que no los quieran fabricar en el país, la prohibición a que se continúen financiando agencias no gubernamentales que propician el aborto, nuevos oleoductos que antes habían sido prohibidos y así como un nuevo y vasto plan de construcciones. Todo es muy semejante a lo que llevó a cabo Hitler en su Alemania de 1933 a los pocos días de toma de posesión. Sería funesto pensar que en 2017 tantas acciones similares de dos políticos perturbados pudieran ser el preludio de una tragedia universal similar a la II Guerra Mundial.

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