Tú, el más importante

Tú, el más importante

POR ANNA JIMÉNEZ
El estrés dificulta tu paz interior, afecta tu salud, tu felicidad y tu vida. Para evitarlo, renuncia a querer lograr objetivos de manera acelerada y forzosa. Aprende a utilizar el tiempo en forma adecuada.

Evita tensionarte por querer hacer varias cosas a la vez. No empujes el río, déjalo correr a su ritmo. No te amargues imaginando futuros llenos de dificultades. Mira tus problemas con objetividad y hasta con buen humor y saca provecho de tus errores.

La bondad del corazón abre muchas puertas. Si intentas ser ecuánime y justo, evitarás desorientarte y confundirte con prejuicios y te librarás de ser injusto en tus apreciaciones sobre los demás y en relación con sus actos. Si evitas descalificar a los demás te harás mucho más aceptable a ellos. Si te deshaces de resentimientos, actuarás con firme y segura esperanza, tu corazón será un remanso de paz y un delicado artesano para el bienestar de quienes te rodean y a quienes amas.

Reconoce el poder valor dinámico de la palabra. Que lo que digas sea verdad y que tus palabras sean las adecuadas, que reconozcan la dignidad humana y realcen los valores humanos. Utiliza tus palabras sólo para agradecer, para bendecir, para servir, orientar, aconsejar y promover acciones positivas de superación, crecimiento y armonía entre todas las personas. Descontamina tu palabra de mentiras, pues son una forma de violencia. Nunca utilices tu palabra con rudeza ni en forma grosera. Usa el poder de tu palabra sólo para dignificarte.

Al despertar cada mañana, ofrece tu primer pensamiento al Padre Eterno y dále gracias por el nuevo día y por el regalo de la vida. Prográmate un día sereno, proponiéndote vivirlo en paz contigo mismo y en armonía con las personas a tu alrededor. Cancela todo sentimiento de rencor o resentimiento, para que no intoxiques tu espíritu. Disfruta de cada minuto y cada segundo, aprovecha la enseñanza valiosa que contiene cada día, búscala.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas