Hacer un alto en el camino siempre hace bien. El afán de la vida la mayoría de las veces no nos permite tomar un espacio para reflexionar, sin embargo es imprescindible para un sano crecimiento mental y espiritual, tomar la decisión de hacer un stop en el camino y sentarse a pensar lo que no hemos hecho lo suficientemente bien y qué pudiéramos mejorar ante el nuevo trayecto que nos espera.
Son muchísimas las veces que como padres o hijos, perdemos la oportunidad de mejorar y/o de tan siquiera intentar hacer las cosas mucho mejor debido a nuestra insistencia de llegar a lo que entendemos tenemos que hacer, de la manera que creemos es la mejor de lograrlo. Pongámonos a pensar en el caballo cuando lleva la carroza y no le queda más que ver hacia adelante, ni siquiera tiene la facilidad de poder evaluar lo que le rodea de ambos lados, o como el toro que cuando le cae atrás a su objetivo cierra los ojos y no se percata de los riesgos que pudieran aparecer repentinamente.
Hace poco un médico me mencionó que, desde el punto de vista neurológico, el cerebro si no profundiza en una actividad intelectual o transcendente, se desequilibra en un sentido físico, literal, de conexiones. Es decir, no basta con acumular conocimientos en dicha actividad intelectual, transcendental o, incluso espiritual.
Eso para la mente es sólo funcionar como un ordenador, no es suficiente, porque conocimiento no equivale a sabiduría.
La vida es corta, y no hay mejor disfrute que contemplar en cada instante los sucesos que nos atañen y que realmente deberían ser importantes para nosotros; nuestros padres, nuestros hijos, nuestros amigos e incluso nuestra mascota, pero en especial esos detalles directos e indirectos de los demás.
La mejor manera de visualizar un mejor futuro es reflexionando y llevando a la práctica un plan de mejora a lo usualmente cotidiano. Ejemplo de ello es mi relación con mis hijos, si no está funcionando con un mecanismo acostumbrado entonces ya es hora de implementar otro. Persistir, funciona para algunas cosas pero para otras no.
Es seguro que tendremos más éxito cuando somos más creativos que persistentes en lo mismo. Como dicen: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Los invito a que aprendamos siempre a buscar unos minutos al día en que podamos estar solos y tranquilos para reflexionar. Serían unos minutos que nos regalaríamos para dialogar con la conciencia, analizar nuestros sentimientos y emociones.