TUNEZ (AP) — La policía tunecina lanzó el viernes gases lacrimógenos a miles de manifestantes en la capital, después que algunos se encaramaran al tejado del Ministerio del Interior, símbolo del gobierno de mano de hierro que desean derrocar.

En tanto, la agencia noticiosa oficial TAP informó que el presidente Zine El Abidine Ben Alí resolvió cesantear a su gobierno y convocar a elecciones parlamentarias anticipadas para dentro de seis meses.

Los manifestantes marcharon por Túnez para exigir la renuncia de Ben Alí. Muchos coreaban «!Ben Alí, fuera!» y «!Ben Alí, asesino!».

Otro cartel afirmaba «No olvidaremos», en referencia a los manifestantes muertos, muchos de ellos por disparos de la policía.

Centenares de agentes con escudos y bastones bloquearon el viernes la avenida que da al Ministerio del Inerior, donde a lo largo de tres años han circulado informaciones de tortura practicada en el organismo.

La marcha fue organizada por el único sindicato legal de Túnez, que realizó además un paro simbólico de dos horas. Agentes de civil fueron vistos dando patadas a manifestantes desarmados, a los que además golpearon con sus bastones.

Trece personas más murieron en los disturbios, informaron el viernes las autoridades médicas.

Las muertes se produjeron después de que Ben Alí, en un discurso televisado, anunció concesiones para poner fin a las protestas. No hubo confirmación oficial, y el gobierno no actualizó la cifra oficial de 23 muertos que anunció hace varios días.

El cirujano Fares Belhassen dijo a The Associated Press que había contado 10 muertos y 50 heridos en el hospital Charles Nicolle.

Un empleado del hospital Khereddine, que habló bajo la condición de anonimato, dijo que otras tres personas murieron y seis fueron heridas por la policía en el suburbio de Kram.

Ben Alí ha impedido la aparición de posibles sucesores, encarcelando o exiliando a opositores y amordazando a la prensa y las redes sociales de internet.

Por otra parte, las agencias de turismo internacionales evacuaban a turistas, un golpe duro para el país norafricano, donde el turismo es un sector crucial de la economía. Thomas Cook, con sede en Londres, dijo que pidió a sus 1.800 clientes en Túnez que abandonaran el país, en tanto unos 200 turistas holandeses fueron repatriados el jueves por la noche en un vuelo especial.