En agosto pasado tuve la oportunidad de visitar a las ciudades turísticas de Durban y Ciudad del Cabo en Sudáfrica a gentil invitación de la FAO para presentar los resultados de una investigación que realizamos en el país sobre el agro-turismo.

Lo más impresionante de la visita realizada a este extraordinario país, rico en minas de oro, diamantes, metales, marfiles, es haber palpado la riqueza de su historia de lucha política y del ejemplo de Rolihlahla, en la lengua Xhosa significa «busca problema», a quien mejor se le conoce como Nelson Mandela luego de arribar a la presidencia en 1994 al alcanzar una votación de 62.7% en las primeras elecciones libres y democráticas en la historia de ese país después de haber permanecido no menos de 50 años prófugo o preso de los 86 que cumplirá el próximo 18 de julio.

Como sabemos el ejemplo de lucha de Mandela ha permitido no solo reivindicar a su gente sino también liderar la unificación de ese convulso país compuesto en un 75% de negros, 12% mulatos; 10% blancos y 3% asiáticos inmigrantes de la India y Madagascar, donde la minoría blanca gobernaba y controlaba todos los estamentos.

A raíz de ese extraordinario ejemplo de unificación nacional, han transcurrido tres elecciones democráticas en Sudáfrica que paralelamente han convertido a ese país en uno de los grandes atractivos turísticos del Continente Africano, ya no solo por los exóticos cinco grandes animales salvajes, esto es el elefante, el rinoceronte, el hipopótamo, el leopardo chita y el león, y las hermanas playas de Ciudad del Cabo, sino por la curiosidad que despierta en los extranjeros visitar a un país que hasta hace poco tenía la peor imagen en el mundo por su régimen de esclavitud y segregación racial, y de buena a primera se unifica.

Es algo impresionante, sobretodo ver como la diversidad racial está presente en oficinas, bancos y lugares turísticos. Según parece ha sido esta nuestra imagen, la estabilidad política y la apertura democrática la clave del boom turístico en Sudáfrica con todo y ser un costoso y lejano destino para los grandes mercados emisores de Europa, América o Asia. Por eso con nostalgia un empresario de raza blanca me decía «me encataría ver de nuevo a Mandela en la presidencia». Pero también no dejó de ocultar preocupación pro el incremento de la violencia y la inseguridad.

Sin embargo, el caso de Sudáfrica, podría contrastar con la situación que ocurre en la vecina isla de Cuba, donde ya no sería a causa del embargo impuesto por los Estados Unidos que un mayor número de turista ha dejado de visitarla, porque se pensaría que si van a Sudáfrica, porqué no a Cuba que ofrece un ambiente seguro; sino porque es con una eventual salida del poder de su líder histórico Fidel Castro y con la realización de elecciones democráticas cuando se pronostica que el extraordinario flujo turístico que se volcaría hacia esa isla puede hasta poner en dificultades a las demás islas competidoras del Caribe incluyendo a la República Dominicana.

Pero el caso de Sudáfrica también contrasta con nuestra realidad que a pesar de contar con un sistema democrático, pero entonces durante los períodos electorales se incrementan los actos de violencia, y la inseguridad, la contaminación debido a la excesiva publicidad, se supeditan todas las actividades y decisiones importantes a las elecciones, siempre subyace el fantasma del fraude, y la nación se fragmenta, para citar algunos detalles que afectan el buen desempeño del turismo.

Afortunadamente hemos podido avanzar en algunos aspectos. Sin embargo todavía hay un aspecto clave. Y es el de las fechas de las elecciones. Creemos que la actividad turística en el país resultaría más beneficiada y los partidos políticos no se perjudicarían si las elecciones se celebrasen, en vez del 16 de mayo, el 16 de Junio; y la segunda vuelta el 16 de Julio. De esa forma se evitaría que la temporada turística alta sea perturbada y más bien pueda ser incentivada con el segmento de turismo político de los criollos que prefieren visitar al país en el verano.