Con el fondo del Ministerio de Turismo de la República Dominicana (Mitur) de 6 millones de dólares, más otros 6 millones que aportaría el sector privado, el Gobierno, a través de dicha entidad, busca una salida rápida a los problemas que ha generado la incidencia del sargazo en las cosas del país.
David Collado, ministro de Turismo, dijo que junto a expertos internacionales en el manejo de dicha alga, la República Dominicana busca una salida definitiva y que pueda ser efectiva contra el sargazo.
El ministro dijo que durante su ponencia en la apertura oficial de la reunión del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo (OMT), se centrará en el sargazo. «Vamos a unificar esfuerzos junto a los países que han sido afectados para entre todos buscar una solución y ver si esté en alta mar y no en la orilla de nuestras playas», aseguró.
Se recuerda que hace varios días el ministro de Relaciones Exteriores de República Dominicana, Roberto Álvarez, extendió a la Asociación de Estados del Caribe (AEC) el llamado hecho por el presidente Luis Abinader el pasado mes de abril, para declarar el afloramiento descontrolado del sargazo como una emergencia regional, en virtud de que el organismo cuenta con la estructura legal, institucional y técnica para acoger las iniciativas regionales que se adopten para enfrentar este problema.
“Este año es el más severo en la historia del Gran Caribe. En algunos países el aumento del sargazo ha superado el 60 %, comparado con el año anterior. Hay que reconocerlo como lo que es: una plaga que asfixia a los ecosistemas y destruye fuentes legítimas de nuestras economías”, sostuvo el canciller dominicano durante su participación en XXVIII Reunión Ordinaria del Consejo de Ministros de la AEC realizada en la ciudad de Antigua, Guatemala.
Este llamado se incluyó en la Declaración de La Antigua, que será firmada en la IX Cumbre de Jefes de Estado y/o de Gobierno de la AEC, mediante el párrafo que cita: “Resaltamos la urgencia de declarar como una emergencia la crisis del sargazo asociado a la crisis climática y al impacto de las actividades del hombre que afecta toda la región del Gran Caribe por representar una amenaza para el desarrollo económico, social y cultural, en particular las actividades de turismo, pesca, salud y cultura de la población, así como la sostenibilidad de la biodiversidad marina y la estabilidad de los ecosistemas marinos y costeros”.